Página 130 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Sabemos que hay escuelas que dan oportunidades para instruirse
en las ciencias; pero queremos algo más que esto. La ciencia de la
verdadera educación es la verdad, la cual ha de quedar grabada tan
profundamente en el alma que no pueda ser borrada por el error que
abunda por doquiera. El mensaje del tercer ángel es verdad, luz y
poder, y presentarlo de manera que produzca las debidas impresiones
en el corazón debe ser obra de nuestras escuelas, tanto como de
nuestras iglesias, del maestro como del ministro. Los que aceptan
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puestos de educadores deben estimar cada vez más la voluntad
revelada de Dios, tal como la presentan clara y notablemente Daniel
y el Apocalipsis.
El estudio de la Biblia
Las urgentes necesidades que se están haciendo sentir en este
tiempo exigen una educación constante en el conocimiento de la Pa-
labra de Dios. Esta es la verdad presente. Por todo el mundo debiera
haber una reforma en el estudio de la Biblia, pues hoy se necesita
como nunca antes. A medida que esta reforma progrese, se realizará
una obra poderosa; pues cuando Dios declaró que su Palabra no
volverá a él vacía quiso decir eso precisamente. El conocimiento de
Dios y de Jesucristo “a quien envió” es la más elevada educación, y
ella llegará a cubrir la tierra con su maravillosa luz, como las aguas
colman la mar.
El estudio de la Biblia es especialmente necesario en las escuelas.
Los alumnos debieran ser arraigados y fundados en la verdad divina.
Se debiera llamar su atención no ya a los asertos humanos, sino a la
Palabra de Dios. Por encima de todo otro libro, la Palabra de Dios
debe ser nuestro tema de estudio, el gran libro de texto, la base de
toda educación; y nuestros niños deben ser educados en las verdades
que ella encierra, sin atender a hábitos y costumbres precedentes.
Al hacer esto, tanto los maestros como los alumnos encontrarán el
tesoro escondido, la educación más elevada.
Los preceptos bíblicos han de regir la vida cotidiana. La cruz de
Cristo ha de ser el tema, y nos ha de revelar las lecciones que hemos
de aprender y practicar. Debe introducirse a Cristo en todos los
estudios, para que los alumnos absorban el conocimiento de Dios y
lo puedan representar en su carácter. Su excelencia ha de ser nuestro