Página 134 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Los jóvenes que ahora se proponen entrar en el ministerio no
debieran dedicar un número de años solamente a instruirse. Los
maestros debieran ser capaces de comprender la situación y adap-
tar la enseñanza a los anhelos de esta clase, a la cual se le debería
conceder ventajas especiales para que haga un estudio breve y com-
pendioso de las fases más necesarias para su obra. Pero no se ha
seguido este plan. No se ha prestado suficiente atención a la edu-
cación de los jóvenes para el ministerio. No tenemos muchos años
para trabajar, y los maestros debieran estar henchidos del Espíritu
de Dios y trabajar en armonía con su voluntad revelada, en lugar
de ejecutar sus propios planes. Estamos perdiendo mucho cada año,
debido a que no damos oídos al consejo del Señor en este respecto.
En nuestras escuelas, los enfermeros misioneros debieran recibir
lecciones de parte de médicos bien preparados y aprender como parte
de su educación, la manera de luchar con la enfermedad y mostrar el
valor de los remedios naturales. Este trabajo es muy necesario. Las
ciudades y los pueblos están sumidos en el pecado y la corrupción
moral; sin embargo, hay hombres como Lot en cada Sodoma. El
veneno del pecado está obrando en el corazón de la sociedad, y
Dios pide a los reformadores que se levanten en defensa de las leyes
que él ha establecido para gobernar el organismo físico. Al mismo
tiempo deben mantener una alta norma en la disciplina de la mente
y la cultura del corazón, para que el gran Médico coopere con la
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auxiliadora mano humana en llevar a cabo una obra de misericordia
necesaria en el alivio del sufrimiento.
Es también el designio del Señor que nuestras escuelas impartan
a los jóvenes una preparación que los capacite para enseñar en
cualquier división de la Escuela Sabática, o para asumir cualquier
cargo en ella. Veríamos un estado de cosas diferente si un número
de personas jóvenes consagradas se dedicara a la obra de la Escuela
Sabática, tomándose la molestia de educarse y luego instruir a otros
en cuanto a los mejores métodos que pudieran emplearse para guiar
almas a Cristo. Esta línea de trabajo produce resultados positivos.
Maestros misioneros
Deben educarse maestros para la obra misionera. Por doquiera
existen oportunidades para el misionero, y no será posible proporcio-