Página 135 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Necesidad de reforma en la educación
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nar obreros procedentes de dos o tres países para responder a todos
los pedidos de ayuda. Aparte de la educación de aquellos que han de
ser enviados como misioneros desde nuestras asociaciones más anti-
guas, deben educarse personas de diferentes partes del mundo, para
trabajar por sus compatriotas y vecinos, y hasta donde sea posible,
es mejor y más seguro para ellos obtener su educación en el campo
donde tienen que trabajar. Rara vez resulta mejor para el obrero o
para el progreso de la obra que vaya a tierras lejanas para educarse.
El Señor quiere que se haga toda provisión posible para suplir dichas
necesidades, y si las iglesias reconocen sus responsabilidades sabrán
cómo proceder en cualquier emergencia.
Para suplir la falta de obreros, Dios desea que en diferentes paí-
ses se establezcan centros educativos donde los alumnos promisorios
puedan estudiar los ramos prácticos del conocimiento y en la verdad
bíblica. A medida que estas personas se ocupen en la obra, irán
dando carácter a la predicación de la verdad presente en nuevos cam-
pos. Despertarán interés entre los incrédulos y ayudarán a rescatar
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almas de la esclavitud del pecado. Los mejores maestros debieran
enviarse a los diversos países donde se han de establecer escuelas,
para realizar la obra educativa.
Es posible que haya demasiadas instituciones concentradas en
un solo lugar. Escuelas más pequeñas, dirigidas según el modelo
de las escuelas de los profetas, serían una bendición mucho mayor.
El dinero que se invirtió en ampliar el Colegio de Battle Creek
para acomodar el instituto ministerial, se habría empleado mejor
estableciendo escuelas en distritos rurales en Estados Unidos y en el
extranjero. No se necesitaban más edificios en Battle Creek, porque
ya se habían provisto amplias instalaciones para la educación de
tantos alumnos como convenía que se congregaran en un solo lugar.
No era lo mejor que demasiados alumnos asistieran a esta es-
cuela, porque en ella había talento y sabiduría para atender bien
solamente a cierto número. Los institutos ministeriales pudieron
haberse alojado en edificios ya construidos, y el dinero usado en
agrandar el colegio pudo haberse invertido con mayor ventaja en la
construcción de edificios escolares en otras localidades.
Los nuevos edificios en Battle Creek fomentaron la mudanza
de familias que deseaban educar a sus hijos en el colegio. Pero
habría sido una mayor bendición para todos los involucrados, si los