Página 143 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Lo que impide la reforma
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Las circunstancias difíciles debieran crear la firme determinación
de superarlas. La eliminación de una barrera dará mayor habilidad y
valor para continuar avanzando. Avanzad en la dirección debida y
cambiad lo que sea necesario con firmeza e inteligencia. Entonces
las circunstancias se convertirán en vuestras ayudadoras y no en
estorbos. Comenzad a trabajar. El encino se encuentra en la semilla
que es la bellota.
A los maestros y administradores
Suplico a nuestro personal escolar que ejerza juicio acertado
y trabaje en un plano más elevado. Nuestras instituciones educa-
cionales deben depurarse de toda impureza. La administración de
nuestras instituciones debe basarse en principios cristianos para que
triunfen a pesar de los obstáculos que las asedian. Si se dirigen estas
instituciones mediante procedimientos mundanales, habrá falta de
solidez en la obra y carencia de discernimiento espiritual previsor.
La condición del mundo antes de la primera venida de Cristo es una
ilustración de la condición que imperará en el mundo antes de su
segunda venida. El pueblo judío fue destruido porque rechazó el
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mensaje de salvación enviado del cielo. ¿Seguirán los miembros de
esta generación—a quienes Dios ha dispensado tanta luz y oportuni-
dades maravillosas—la misma tendencia de los que rechazaron la
luz para su propia ruina?
Muchos tienen vendas en sus rostros en estos tiempos. Esas
vendas son el apego a las costumbres y las prácticas mundanas, las
cuales los apartan de la gloria del Señor. Dios desea que mantenga-
mos los ojos fijos en él, para que apartemos la vista de las cosas de
este mundo.
A medida que la verdad se introduzca en la vida práctica, la
norma deberá elevarse cada vez más hasta que alcance los requeri-
mientos de la Biblia. Esto exigirá oposición a las modas, costumbres,
prácticas y principios guiadores del mundo. Las influencias munda-
nales, lo mismo que las olas del mar, rompen contra los seguidores
de Cristo para empujarlos lejos de los verdaderos principios de su
humildad y gracia. Debemos permanecer tan firmes como una roca
en lo que concierne a los principios, lo cual requerirá valor moral;
y aquellos cuyas almas no están afianzadas a la Roca eterna serán