Página 157 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Palabras de un maestro divino
En sueños de la noche me hallaba yo entre una gran compañía
en la que el tema de la educación agitaba la mente de todos los
presentes. Muchos presentaban objeciones en cuanto a cambiar el
carácter de la educación que había estado en boga por largo tiempo.
Uno que desde mucho tiempo había sido nuestro enseñador hablaba a
los congregados. Decía: “El asunto de la educación debiera interesar
a toda la organización adventista del séptimo día. Las decisiones
concernientes al carácter de nuestra obra escolar no debieran dejarse
del todo a los directores y maestros”.
Algunos insistían enérgicamente en que se estudiaran ciertos
autores incrédulos y recomendaban los mismos libros condenados
por el Señor, libros que por lo tanto, no debieran en manera alguna
utilizarse. Después de mucha conversación y acaloradas discusio-
nes, nuestro instructor se adelantó, y tomando algunos libros por los
cuales se había abogado calurosamente, por considerarlos esenciales
para una educación superior, dijo: “¿Acaso hallaréis en estos auto-
res sentimientos y principios que permitan colocarlos sin peligro
alguno en manos de los alumnos? Las inteligencias humanas quedan
con facilidad fascinadas por los engaños de Satanás, y estas obras
producen desgano por el estudio de la Palabra de Dios, la cual, si
se la recibe y aprecia, asegura la vida eterna. Vosotros sois seres
sujetos a hábitos, y debéis recordar que los hábitos correctos son
bendiciones, tanto en sus efectos sobre vuestro carácter como en su
influencia benéfica sobre los demás. Por otra parte, los malos hábi-
tos, una vez establecidos, ejercen un poder despótico y esclavizan
las inteligencias. Si nunca hubierais leído una sola palabra en estos
libros, seríais hoy mucho más capaces de comprender el Libro más
digno de ser estudiado y que proporciona las únicas ideas correctas
sobre educación.
“El hecho de que haya sido costumbre incluir estos autores entre
los libros de texto, y de que esta costumbre sea muy antigua, no es
ningún argumento en su favor. El extendido uso no recomienda ne-
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