Página 193 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Los colegios y las escuelas de iglesia
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la buena influencia que podría ejercer la escuela. Si los padres no
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están bien dispuestos y ansiosos de cooperar con el maestro para la
salvación de sus hijos, tampoco estarán preparados para que haya
una escuela entre ellos.
Resultado de la obra de las escuelas de iglesia
Debidamente dirigidas, las escuelas de iglesia serán los medios
de levantar el estandarte de la verdad en los lugares donde se es-
tablezcan; pues gracias a ellas los niños que estén recibiendo una
educación cristiana serán testigos de Cristo. Así como Jesús aclaró
en el templo los misterios que sacerdotes y príncipes no habían
discernido; en la obra final de esta tierra los niños que hayan sido
debidamente educados pronunciarán, en su sencillez, palabras que
asombrarán a quienes ahora hablan de “educación superior”. Así
como los niños cantaron en los atrios del templo “¡Hosanna! Bendito
el que viene en el nombre del Señor”, en estos últimos días las voces
infantiles se elevarán para dar el último mensaje de amonestación
a un mundo que perece. Cuando los agentes celestiales vean que
no se permite más a los hombres presentar la verdad, el Espíritu de
Dios descenderá sobre los niños y ellos harán la proclamación de la
verdad, una labor que los obreros de más edad no podrán hacer, por
cuanto su camino estará cerrado.
Nuestras escuelas de iglesia han sido instituidas por Dios con el
fin de preparar a los niños para esta gran obra. En se debe educar
los niños en las verdades especiales para este tiempo y en la obra
misionera práctica. Ellos han de alistarse en el ejército de obreros,
para auxiliar a los enfermos y a los que sufren. Los niños pueden
tomar parte en la obra médica misionera y mediante sus “jotas y
tildes” pueden contribuir a llevarla adelante. Sus aportes podrán ser
pequeños, pero todo poquito ayuda, sin embargo, por medio de sus
esfuerzos muchas paersonas serán ganadas para la verdad. Por su
intermedio se hará notorio el mensaje de Dios y su salud salvadora
para a todas las naciones. Por lo tanto, preocúpese la iglesia de los
corderos del rebaño. Sean los niños educados y preparados para
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servir a Dios, pues ellos son la heredad del Señor.
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