Página 203 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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La administración de los colegios y las finanzas
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que han tenido una parte en atraer sobre sí esta nube de deudas,
sientan ahora que es su deber hacer todo cuanto puedan para que
desaparezca.
Ayuda para estudiantes promisorios
Las iglesias de diferentes localidades deben sentir que pesa so-
bre ellas una solemne responsabilidad referente a la preparación de
jóvenes talentosos que se dediquen a la obra misionera. Cuando se
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vea que hay en la iglesia personas promisorias que pudieran desarro-
llarse como obreros de provecho, pero que no pueden sufragar sus
gastos escolares, se debería asumir la responsabilidad de enviarlos
a alguna de nuestras escuelas preparatorias. Existen en las iglesias
excelentes talentos que es necesario aprovechar. Hay personas que
prestarían un buen servicio en la viña del Señor, pero que son de-
masiado pobres para obtener, sin ninguna ayuda, la educación que
necesitan. Las iglesias debieran considerar un privilegio contribuir a
costear los gastos de tales personas.
Aquellos que tienen la verdad en su corazón serán siempre ge-
nerosos y ayudarán donde es necesario. Si ellos comienzan a prestar
su ayuda, otros imitarán su ejemplo. Si hay quienes debieran gozar
de los beneficios de una educación, pero no pueden pagar el pre-
cio completo de la enseñanza, entonces manifiesten las iglesias su
liberalidad ayudándoles.
Aparte de esto, en cada asociación debiera establecerse un fondo
para hacer préstamos a alumnos pobres, pero meritorios, que desean
dedicarse a la obra misionera, y en algunos casos estos también
debieran recibir donativos. Cuando empezó a funcionar el Colegio de
Battle Creek, había un fondo en la Review and Herald para beneficio
de los que deseaban obtener una educación en nuestros colegios,
pero que carecían de recursos. Varios alumnos se valieron de tal
fondo hasta lograr estabilizarse; luego, con sus ingresos reponían
lo utilizado para que otros se beneficiaran con esos recursos. Los
jóvenes deben comprender claramente que tienen que abrirse camino
por sí mismos hasta donde sea posible y costear así sus gastos. Lo
que poco cuesta será tenido en poco; pero todo aquello por lo cual se
pague un precio que se aproxime a su verdadero valor, será apreciado
en proporción.