Página 211 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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El plan de Dios para nuestros sanatorios
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que pudiese otorgar este mundo. Sin embargo, los cautivos hebreos
sobresalían entre todos ellos. No tenían rivales en fuerza y belleza
física, en vigor mental y logros literarios, ni en fuerza y percepción
espirituales. “En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey
les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y
astrólogos que había en todo su reino”.
Daniel 1:20
. Aunque Daniel
era fiel a sus deberes en la corte del rey, se mantuvo tan leal a
Dios que él pudo honrarlo como su mensajero ante el monarca
babilónico. Por su medio, los misterios del futuro fueron revelados,
y Nabucodonosor mismo se vio obligado a reconocer al Dios de
Daniel como “Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela
los misterios”.
Daniel 2:47
.
Así también las instituciones establecidas hoy por el pueblo de
Dios deben glorificar su nombre. La única manera como podemos
cumplir su expectativa es siendo representantes de la verdad para
este tiempo. Dios debe ser reconocido en esas instituciones. Por
medio de ellos debe presentarse la verdad para este tiempo con
poder convincente ante el mundo.
Somos llamados a exponer ante el mundo el carácter de Dios tal
como fue revelado a Moisés. En respuesta a su oración: “Te ruego
que me muestres tu gloria”, el Señor prometió: “Yo haré pasar todo
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mi bien delante de tu rostro”. “Y pasando Jehová por delante de
él, proclamó: ¡Jehová!, ¡Jehová!, fuerte, misericordioso, y piadoso;
tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda
misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el
pecado”.
Éxodo 33:18, 19; 34:6, 7
. Tal es el fruto que Dios desea de
su pueblo. Por la pureza de su carácter y la santidad de su vida, por
su misericordia y amor compasivo, debe demostrar que la “ley de
Jehová es perfecta, que vuelve el alma”.
Salmos 19:7
.
El propósito de Dios para sus instituciones actuales puede verse
también en lo que trató de realizar mediante la nación judía. Deseaba
impartir abundantes bendiciones a todos los pueblos por medio de
Israel. Así quería preparar el camino para la difusión de su luz al
mundo entero. Las naciones habían perdido el conocimiento de
Dios porque adoptaron costumbres corruptas. Sin embargo, en su
misericordia Dios no quería raerlas de la existencia. Su propósito
era darles la oportunidad de conocerlo por medio de su iglesia.