Página 214 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
el mismo. No han cambiado las condiciones necesarias para que
prosperasen.
La familia humana está sufriendo por causa de la desobediencia
a las leyes de Dios. El Señor desea que los seres humanos sean
inducidos a comprender la causa de sus padecimientos y la única
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manera de hallar alivio. Desea hacerles ver que el bienestar físico,
mental y moral depende de la obediencia a su ley y se propone que
nuestras instituciones sean lecciones objetivas de los resultados de
la obediencia a los buenos principios.
En la preparación de un pueblo para la segunda venida del Señor,
se debe realizar una gran obra por medio de la difusión de los princi-
pios de la salud. Debe instruirse a la gente acerca de las necesidades
del organismo físico y el valor de la vida sana según se enseña en
las Escrituras, a fin de que los cuerpos que Dios creó puedan serle
presentados como sacrificios vivos, idóneos para rendirle un servicio
aceptable. Hay una gran obra que hacer para aliviar los sufrimientos
de la humanidad doliente por medio del uso de los agentes naturales
que Dios ha provisto, y en evitar las enfermedades por el control de
los apetitos y las pasiones. Debe enseñarse a la gente que transgredir
las leyes de la naturaleza es desobedecer las leyes de Dios. Tanto en
los asuntos físicos como en los espirituales, debe enseñarse la ver-
dad de que “el temor de Jehová es para vida”.
Proverbios 19:23
. “Si
quieres entrar en la vida,” dijo Cristo, “guarda los mandamientos”.
Mateo 19:17
. Cuida de vivir mi ley “como las niñas de tus ojos”.
Proverbios 7:2
. Cuando se obedecen las órdenes de Dios, son “vida
para quien las halla, y medicina para toda su carne”.
Proverbios
4:22
.
Nuestros sanatorios deben ser una fuerza educativa para enseñar
a la gente estas cosas. Aquellos que reciben instrucción, pueden a su
vez, impartir a otros el conocimiento de los principios que devuelven
la salud y la conservan. Deben ser nuestros sanatorios instrumentos
para alcanzar a las personas, agentes que les muestren el mal que
produce el desprecio de las leyes de la vida y la salud, y que les
enseñen a mantener el cuerpo en la mejor condición. Los sanatorios
deben establecerse en países, donde trabajan nuestros misioneros,
para que sean centros desde los cuales se lleve a cabo una obra de
sanidad, restauración y educación.