Página 250 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Dios tiene una obra especial que hacer para reparar la brecha abierta
en su ley; y cuanto más nos acercamos al fin, tanto más urgente se
vuelve esta obra. Todos los que amen a Dios demostrarán que llevan
su sello observando sus mandamientos. Son los restauradores de la
senda en que se ha de andar. El Señor dice: “Si retrajeres del sábado
tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares
delicia,... entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre
las alturas de la tierra”.
vers. 13, 14 (NVI)
. De este modo, la verda-
dera obra médica misionera está inseparablemente vinculada con la
observancia de los mandamientos de Dios, entre los cuales se men-
ciona especialmente el sábado, puesto que es el gran monumento
recordativo de la obra creadora de Dios. Su observancia se vincula
con la obra de restaurar la imagen moral de Dios en el hombre.
Éste es el ministerio que el pueblo de Dios debe realizar en la algo
que debidamente cumplido, impartirá abundantes bendiciones a la
Iglesia.
Como creyentes en Cristo necesitamos más fe. Necesitamos
ser más fervientes en la oración. Muchos se preguntan por qué sus
oraciones son tan muertas, su fe tan débil y vacilante, su experiencia
cristiana tan sombría e incierta. “¿Qué aprovecha—dicen ellos—que
guardemos su ley, y que andemos tristes delante de Jehová de los
ejércitos?” En el capítulo 58 de Isaías, Cristo demostró cómo puede
cambiarse este estado de cosas. Dice: “¿No es más bien el ayuno
que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas
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de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis
todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los
pobres errantes albergues en tu casa; que cuando veas al desnudo, lo
cubras, y no te escondas de tu hermano?”
vers. 6, 7
. Tal es la receta
que Cristo prescribió para el alma que desmaya, duda y tiembla.
Levántense los pesarosos, los que andan tristes delante del Señor, y
socorran a alguien que necesite auxilio.
Toda iglesia necesita el poder guiador del Espíritu Santo; y ahora
es el tiempo de orar por él. Pero en toda la obra que Dios hace por el
hombre, quiere que éste coopere con él. Con este fin invita el Señor
a la iglesia a tener una mayor piedad, un sentido más justo del deber
y una comprensión más clara de sus obligaciones con su Creador.
Ruega a sus miembros que sean puros, santos y trabajadores. Y la