Página 269 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Cuidado de los huérfanos
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recursos con los pobres y los desamparados. Cuando el Señor vea
que estamos haciendo lo mejor que podemos para aliviar a estos
necesitados, impresionará a otros a cooperar en esta buena obra.
El propósito de un orfanato no debe ser solamente proveer a los
niños alimentos y ropas, sino ponerlos bajo el cuidado de maestros
cristianos que los educarán en el conocimiento de Dios y de su
Hijo. Los que hacen este trabajo deben ser hombres y mujeres de
gran corazón, que se inspiraron con entusiasmo a los pies de la cruz
del Calvario. Deben ser hombres y mujeres educados y abnegados;
que trabajarán como Cristo trabajó, para la causa de Dios y de la
humanidad.
A medida que esas personas sin hogar sean ubicadas donde
puedan aprender, ser felices y llegar a ser hijos e hijas del Rey
celestial, se irán preparando para desempeñar un papel semejante al
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de Cristo en la sociedad. Se las debe educar para que ellas a su vez
ayuden a otros. Así se extenderá la buena obra y se perpetuará.
* * * * *
¿Qué madre amó jamás a su hijo como Jesús ama a los suyos? Él
mira el carácter mancillado con dolor más hondo y más punzante que
el de cualquier madre. Ve la retribución futura de una mala conducta.
Por lo tanto, hágase todo lo posible en favor del alma desatendida.
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