Página 283 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

Basic HTML Version

Descuidados por la iglesia y el ministerio
279
y espirituales los encomienda a su iglesia, diciendo: Por cuanto lo
hicisteis a uno de estos pequeñitos, a mí lo hicisteis.
Nuestra consigna debe ser esta: “En cuanto lo hicisteis a uno de
estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.
Mateo 25:40
.
Y si practicamos fielmente esta consigna en nuestra vida diaria,
oiremos la bendición: “Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de
tu Señor”.
Mateo 25:21
. ¿Valdrá la pena como cristianos soportar
las pruebas y tribulaciones de Dios?
En la obra de limpiar y purificar nuestras propias vidas, nues-
tro profundo deseo de asegurar nuestra elección y vocación nos
inspirará con un sentimiento de ternura hacia los necesitados. La
misma energía y cuidadosa atención que una vez manifestamos por
los asuntos mundanales la pondremos al servicio de Aquel a quien
debemos todo. Haremos como Cristo hizo, aprovechando toda opor-
tunidad para trabajar por los que sin nuestra ayuda se perderán en su
ignorancia. Extenderemos a otros una mano ayudadora. Entonces,
con cánticos, alabanzas y acción de gracias nos regocijaremos con
Dios y los ángeles del cielo cuando veamos a personas enfermas por
el pecado que son levantadas y ayudadas; al ver a los engañados y
desorientados sentarse a los pies de Jesús para aprender de él. Al
hacer esta obra, recibiendo de Dios y devolviéndole aquello que,
confiando en nosotros, nos prestó para usarlo para gloria de su nom-
bre, entonces su bendición descansará sobre nosotros. Que el pobre,
el desanimado y los enfermos por el pecado sepan que en guardar
los mandamientos de Dios “hay gran remuneración”. Con nuestra
propia experiencia mostremos a otros que la bendición y el servicio
van juntos.
* * * * *
Aunque hemos utilizado tiempo y talentos preciosos para agra-
darnos a nosotros mismos, la mano del Señor todavía sigue extendi-
da; y si trabajáramos hoy en su viña, esparciendo la misericordiosa
[307]
invitación que él hace al mundo, aceptará nuestro servicio. ¿Por
cuántos trabajaréis para que alcancen el cielo y participen del elogio:
“Bien hecho buen y fiel siervo”? ¿A cuántos ayudaréis a coronarse
con gloria, honor y vida eterna? El Salvador está llamando obreros.
¿Vendrás?
[308]