Página 302 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
La predicación de la Palabra es un medio por el cual el Señor
ordenó que se dé al mundo su mensaje de amonestación. En las Es-
crituras se representa al maestro fiel como pastor de la grey de Dios.
Se le ha de respetar, y su obra debe ser apreciada. La verdadera obra
médica misionera está vinculada con el ministerio, y el colportaje
ha de ser parte tanto de esta rama de la obra como del ministerio. A
los que se dedican a ella quiero decir: Mientras visitáis a la gente
decidle que trabajáis por la difusión del Evangelio, y que amáis al
Señor. No procuréis alojaros en un hotel, más bien permaneced en
una casa particular, y llegad a conocer la familia. Cristo sembraba las
semillas de la verdad dondequiera que estuviese, y como seguidores
suyos podéis testificar por el Maestro y hacer una obra preciosísima
en los hogares. Al acercaros así a la gente, con frecuencia hallaréis
enfermos y desalentados. Si os mantenéis cerca de Cristo y lleváis
su yugo, aprenderéis diariamente de él a comunicar mensajes de paz
y consuelo a los entristecidos y desanimados, a los de corazón triste
y quebrantado. Podréis conducir a los desalentados a la Palabra de
Dios, y llevar a los enfermos al Señor en oración. Mientras oráis,
hablad a Cristo como hablaríais a un amigo de confianza y muy
amado. Mantened una dulce, natural y agradable actitud, como hijos
de Dios. Esto será reconocido.
Los colportores deben poder orientar a la gente en lo que significa
tratar a los enfermos. Deben familiarizarse con los métodos sencillos
de dar tratamientos higiénicos. Así podrán hacer un trabajo más
amplio y atender las mentes y los cuerpos de los dolientes. Esta obra
debiera estar realizándose en todas partes del mundo y muchísimos
podrían recibir las bendiciones de las oraciones e instrucciones de
los siervos de Dios
Necesitamos comprender la importancia del colportaje como
gran medio de hallar a los que están en peligro, y de llevarlos a
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Cristo. Nunca debe impedirse a los colportores que hablen del amor
de Cristo, que relaten lo que han experimentado al servir a su Maes-
tro. Deberían sentirse libres para hablar u orar por los que tienen
inquietudes espirituales. La sencilla historia del amor de Cristo hacia
el hombre les abrirá las puertas, aun en las casas de los incrédulos.
Cuando el colportor visita a la gente en sus hogares, a menudo
tendrá la oportunidad de leerles pasajes de la Biblia o de los libros
que enseñan la verdad, y al encontrar personas que la están buscando,