Página 324 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
vasija; y ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí
y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. Elías
le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a
mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza,
y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová
Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el
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aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover
sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue, e hizo como le dijo Elías;
y comió él, y ella y su casa, muchos días”.
1 Reyes 17:12-15
.
La hospitalidad que esta mujer fenicia manifestó al profeta de
Dios fue admirable, y su fe y generosidad fueron recompensadas en
forma asombrosa. “Y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y
la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó,
conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. Después de
estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa, y
la enfermedad fue tan grave, que no quedó en él aliento. Y ella dijo
a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí
para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo?
Y él le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y
lo llevó al aposento donde él estaba, y lo puso sobre su cama... Y se
tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová... Y Jehová oyó la
voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. Tomando luego
Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le
dijo Elías: Mira, tu hijo vive. Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora
conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es
verdad en tu boca”.
vers. 15-24
.
Dios no ha cambiado. Su poder no es menor hoy que en los
días de Elías. Y la promesa que Cristo hizo no es menos segura
que cuando fue pronunciada por nuestro Salvador: “El que recibe a
un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá”.
Mateo 10:41
.
A sus fieles siervos de hoy se aplican las palabras de Cristo
dirigidas a sus primeros discípulos: “El que a vosotros recibe, a mí
me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”.
vers.
40
. Ningún acto de bondad realizado en su nombre dejará de ser
reconocido y recompensado. Y en el mismo tierno reconocimiento
Cristo incluye aun a los más débiles y humildes de la familia de Dios.
“Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos? los que son como