Página 388 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
mostrará claramente que son vasos escogidos. Él les dará las palabras
que deben hablar a la gente.
Su primer deber consiste en aprender muchas lecciones sobre
diversos ramos con el gran Maestro. La Palabra de Dios contiene
un propósito dirigido a todos: llegar a ser como Aquel que “anduvo
haciendo el bien”.
Jesús dijo: “Si alguno me sirve, sígame”.
Juan 12:26
. Los obreros
deben estudiar la vida de Cristo para aprender cómo vivió y trabajó
él. Que todos procuren vivir diariamente su vida.
Perseverad, jóvenes, en vuestro empeño por conocer al Señor,
porque entonces sabréis que “como el alba está dispuesta su salida”.
[416]
Oseas 6:3
. Procurad mejorar constantemente. Esforzaos seriamente
para identificaros con el Redentor. Vivid por fe en Cristo. Haced la
obra que él hizo. Vivid para salvación de las almas por las que él
murió. Procurad ayudar en toda forma posible a la gente con quien
os relacionéis. Procurad mejorar constantemente. Que vuestra vida
cumpla estas palabras: “Más que todos mis maestros he entendido,
porque tu testimonio es mi meditación”.
Salmos 119:99
. Hablad
con vuestro Hermano Mayor, quien completará vuestra educación,
línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito aquí y otro
poquito allá. Una estrecha relación con Aquél que se ofreció como
sacrificio para salvar a un mundo condenado hará que seáis obre-
ros aceptables. Cuando podáis apoderaros de una verdad y hacerla
vuestra, cuando podáis decir: “Mi Señor y mi Dios”, obtendréis una
abundante medida de gracia, paz y gozo.
* * * * *
Abrid nuevos campos, es la palabra del Señor, y añadid más
obreros. Educad sin demora a hombres jóvenes. Educad, educad y
educad.
* * * * *
“¿No decís vosotros: aun faltan cuatro meses para que llegue la
siega? He aquí yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y re-
coge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente
con el que siega”.
Juan 4:35, 36
.
[417]