Ayuda para los campos misioneros
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Dios necesita personas que proclamen la advertencia al mundo
que está dormido, muerto en desobediencia y pecado. Pide ofren-
das voluntarias a los que tienen el corazón puesto en la obra, que
se preocupan por las almas y no quieren que se pierdan sino que
obtengan la vida eterna. Satanás está obstinado en el juego de la vida
por las almas humanas. Busca la manera de impedir que los recursos
económicos se usen para hacer progresar las empresas misioneras.
¿Ignoraremos sus estratagemas? ¿Permitiremos que él confunda
nuestros sentidos?
Insto a mis hermanos en todas partes a que despierten, que se
consagren a Dios, y que busquen sabiduría de parte de él. Insto a los
dirigentes de nuestras Asociaciones a que trabajen resueltamente en
nuestras iglesias. Despierten a los miembros a la necesidad de con-
tribuir financieramente para satisfacer las necesidades de nuestras
misiones en el extranjero. A menos que vuestros corazones se con-
muevan en vista de la situación aflictiva de los campos extranjeros,
se restringirá la predicación del último mensaje de misericordia para
el mundo, y la obra que Dios desea que se haga quedará inconclusa.
Los últimos años del tiempo de prueba están transcurriendo con
rapidez. El gran día del Señor se está acercando. Debiéramos realizar
ahora todo esfuerzo posible para despertar a nuestro pueblo. Que
las palabras del Señor expresadas por el profeta Malaquías penetren
hondo en cada alma:
“Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis
leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros,
ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de
volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis
robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos
y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación
toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya
alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre
vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por
vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra
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vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas
las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable,
dice Jehová de los ejércitos”.
Malaquías 3:6-12
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