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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
un esfuerzo gigante e incurrir en fuertes gastos en la distribución
de avisos y volantes. Mientras se hacían estos arreglos para llevar
a cabo esa idea, Uno que es más sabio en aconsejar dijo: “Instalen
las tiendas de campaña, empiecen sus reuniones y luego hagan los
anuncios; así se lograrán mejores resultados”.
“La verdad expuesta por un predicador entusiasta ejercerá una
influencia mayor que la que tendría el mismo asunto publicado en
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forma impresa. Sin embargo, la combinación de los dos métodos
tendrá todavía más poder. Continuar con los mismos métodos de
evangelización año tras año, no es el mejor plan. Cámbiese el orden
de las cosas. Cuando se le da el tiempo y la oportunidad, Satanás
está listo para congregar sus fuerzas y tratará de destruir cada alma.
Debe evitarse levantar cualquier oposición antes que la gente tenga
la oportunidad de oír la verdad y de saber a lo que se resisten. Eco-
nomizad vuestros recursos para realizar una vigorosa labor después
de la reunión en lugar de antes. Si se puede conseguir una máquina
impresora para imprimir durante las reuniones volantes, anuncios y
escritos para distribuirlos, eso producirá una influencia eficaz”.
En algunos de nuestros congresos campestres, grupos de obreros
entusiastas se han organizado para ir a la ciudad y a los suburbios
para distribuir publicaciones e invitar a la gente para que asista a
las reuniones. Por este medio se pudo asegurar la asistencia regular
de cientos de personas durante la segunda parte de las reuniones,
quienes, de otra manera no habrían pensado asistir.
Debemos usar cualquier medio justificable para llevar la luz a
la gente. Utilícese la prensa y todos los medios publicitarios que
permitan llamar la atención a la obra. Esto no debe considerarse de
poca importancia. En cada esquina se ven carteles y anuncios que
atraen la atención hacia los más diversos asuntos, algunos de ellos
de carácter muy objetable. Quienes tienen la luz del mundo, ¿se
conformarán con efectuar débiles esfuerzos para atraer la atención
de las multitudes a la verdad?
Las personas que se interesan en la verdad deben enfrentarse
a argumentos falaces y falsedades de parte de ministros populares,
sin saber cómo responder a estas cosas. La verdad presentada por
el evangelista, debe publicarse tan concisa como sea posible y ha-
cerse circular extensamente. Según sea práctico, que los discursos
importantes presentados en los congresos, sean publicados en los