Página 45 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Los congresos campestres
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periódicos. De esa manera, la verdad dirigida a un número limitado
de personas podrá llegar a muchas mentes. Y dondequiera que la
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verdad haya sido falseada, la gente tendrá la oportunidad de saber
exactamente qué fue lo que dijo el ministro.
Coloca tu luz sobre un candelabro, para que alumbre a todos los
que están en la casa. Si se nos ha dado la verdad, debemos hacerla
tan sencilla para otros, que todas las personas sinceras de corazón
puedan reconocerla y regocijarse en sus brillantes rayos.
Natanael oró para poder saber con certidumbre si aquel que
Juan el Bautista había anunciado como el Mesías, era en verdad el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Mientras exponía
su incertidumbre delante de Dios y pedía esclarecimiento, Felipe
lo llamó y con tono fervoroso y lleno de gozo, exclamó: “Hemos
hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los
profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret”.
Juan 1:45
.
Pero Natanael estaba prejuiciado contra el Nazareno. Por la
influencia de falsas enseñanzas, surgió la incredulidad en su corazón
y preguntó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Felipe no trató
de combatir su prejuicio e incredulidad. Sólo se limitó a decir: “Ven
y ve”. Fue una actitud sabia, porque tan pronto como Natanael
vio a Jesús, se convenció de que Felipe estaba en lo correcto. Su
incredulidad fue echada a un lado, y una fe firme, fuerte y obediente
tomó posesión de su alma. Jesús elogió la fe confiada de Natanael.
Hay muchos en la misma situación que se encontraba Natanael.
Están prejuiciados y son incrédulos porque nunca han estado en
contacto con las verdades especiales para estos últimos días; o con
las personas que las poseen, y se requerirá que asistan a una reunión
rebosante del Espíritu de Cristo para eliminar su incredulidad. No
importa lo que debamos enfrentar, qué oposición exista, qué es-
fuerzos para desviar las almas y conducirlas lejos de la verdad de
origen celestial; debemos proclamar nuestra fe. Así las personas
honestas podrán ver y oír y convencerse por ellas mismas. Nuestra
obra consiste en decir como Felipe: “Ven y ve”.
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No tenemos ninguna doctrina que haya que ocultar. Quienes
fueron instruidos para observar el primer día de la semana como
sagrado, consideran que el rasgo distintivo más objetable de nuestra
fe es el sábado del cuarto mandamiento. Pero, ¿no declara la Palabra
de Dios que el séptimo día es el sábado del Señor nuestro Dios? Es