Página 446 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
vuestro? ¿Lo guardaréis y lo aplicaréis a algún otro fin que no sea
la salvación de las almas? Es así como se pierden miles de almas.
¿Cómo podemos manifestar mejor nuestro aprecio del sacrificio de
Dios y su gran don al mundo, que enviando donativos y ofrendas,
con la alabanza y el agradecimiento de nuestros labios por el gran
amor con que nos amó y nos atrajo a sí mismo?
Mirando al cielo en súplica, presentaos vosotros mismos a Dios
como siervos suyos, y todo lo que tenéis, diciendo: Señor, “de lo
recibido de tu mano te damos”.
1 Crónicas 29:14
. A la vista de la
cruz del Calvario y del Hijo del Dios infinito crucificado por vosotros,
comprendiendo ese amor sin par, ese maravilloso despliegue de la
gracia, sea vuestra ferviente pregunta: “Señor, ¿qué quieres que
haga?” Él os ha dicho: “Id por todo el mundo; predicad el evangelio
a toda criatura”.
Marcos 16:15
.
Cuando veáis en el reino de Dios a las personas salvadas por
vuestros donativos y servicios, ¿no os regocijaréis porque pudisteis
hacer esta obra?
Acerca de los apóstoles de Cristo, está escrito: “Y ellos, saliendo,
predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor, y confirmando la
palabra con las señales que la seguían”.
Marcos 16:20
. Sin embargo,
el universo celestial aguarda los canales por los cuales los raudales
de la misericordia han de fluir por el mundo. El mismo poder que
tuvieron los apóstoles está ahora a la disposición de los que quieran
servir a Dios.
El enemigo inventará todo ardid de que es capaz para impedir
que la luz resplandezca en nuevos lugares. El diablo no quiere que
la verdad alumbre “como una antorcha”. ¿Consentirán nuestros
hermanos en que tengan éxito sus planes para estorbar la obra?
El tiempo está pasando rápidamente a la eternidad. ¿Retendrá
alguno lo que pertenece estrictamente a Dios? ¿Le negará alguno
lo que, aunque puede ser dado sin mérito, no puede ser negado sin
que ello acarree la ruina? El Señor ha dado a cada uno su obra, y los
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santos ángeles quieren que hagamos esta obra. Mientras veláis, oráis
y trabajáis, ellos están listos para cooperar con vosotros. Cuando
el intelecto siente la influencia del Espíritu Santo, todos los afectos
obran armoniosamente de acuerdo con la voluntad divina. Entonces
los hombres darán a Dios lo suyo diciendo: “Todo es tuyo, y lo