Página 50 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
mos todas. Dice: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad
unos por otros, para que seáis sanados”.
Santiago 5:16
. Entonces
podremos tener la seguridad que tuvo David, cuando después de
haber confesado su pecado oró: “Vuélveme el gozo de tu salvación,
y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores
tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti”.
Salmos 51:12, 13
.
Cuando la gracia de Dios reine en el interior, el alma quedará
rodeada de una atmósfera de fe y valor, y de un amor como el de
Cristo; esa atmósfera vigorizará la vida espiritual de todos los que
la inhalen. Entonces podremos ir al congreso, no sólo para recibir,
sino para impartir. Todo aquel que participe del amor perdonador
de Cristo, todo aquel que haya sido iluminado por el Espíritu de
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Dios, y se haya convertido a la verdad, sentirá que en virtud de esas
preciosas bendiciones, tiene una deuda hacia toda alma con la cual
llegue a tratar. El Señor utilizará a los que son de corazón humilde
para alcanzar a las almas a quienes no pueden llegar los ministros
ordenados. Serán inducidos a pronunciar palabras que revelarán la
gracia salvadora de Cristo.
Y al beneficiar a otros, serán ellos mismos beneficiados. Dios
nos da la oportunidad de impartir gracia, a fin de poder llenarnos
de nuevo con una mayor medida de ella. La esperanza y la fe se
fortalecerán a medida que el agente de Dios utilice los talentos
y los medios que Dios le ha proporcionado. Obrará junto a él un
instrumento divino.
Asuntos administrativos
Hasta donde sea posible, nuestros congresos campestres debie-
ran dedicarse enteramente a intereses espirituales. No deben ser
oportunidades para tratar asuntos administrativos.
En estos congresos se reúnen obreros de todas partes del campo,
y pareciera ser una oportunidad favorable para considerar asuntos
de negocios relacionados con los varios aspectos de la obra, y para
la capacitación de obreros en diferentes renglones. Todos estos va-
riados intereses son importantes, pero cuando se han llevado a cabo
durante los congresos campestres, han dejado escasa oportunidad
para considerar la relación práctica de la verdad con el alma. Los
pastores se han desviado de su cometido de fortalecer a los hijos