Página 52 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
falta de poder espiritual. La piedad personal, la verdadera fe y la
santidad del corazón, deben tenerse presentes, para que los hermanos
comprendan su importancia.
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Debe manifestarse el poder de Dios en nuestros congresos, o no
podremos prevalecer contra el enemigo de las almas. Cristo dice:
“Separados mí, nada podéis hacer”.
Juan 15:5
.
A los que se reúnen en los congresos debe inculcárseles la idea
de que el propósito de las concentraciones es obtener una expe-
riencia cristiana superior, progresar en el conocimiento de Dios,
fortalecerse con vigor espiritual; y a menos que lo comprendamos,
las concentraciones serán infructuosas para nosotros.
Ayuda ministerial
Los congresos campestres o las reuniones de evangelismo reali-
zadas cerca de ciudades grandes, deben contar con suficiente ayuda
ministerial. La presencia de pastores en todas nuestras concentra-
ciones religiosas debiera ser lo más abundante posible. No es acon-
sejable someter a uno o dos pastores a una tensión constante. Bajo
tal tensión se agotarán física y mentalmente y se incapacitarán pa-
ra realizar la obra asignada. Los pastores, para poder mantener la
fortaleza necesaria para dirigir las reuniones, deben hacer arreglos
anticipados para dejar sus campos de labor en buenas manos, con
miembros que, aunque no puedan predicar, sean capaces de llevar
adelante la obra de casa en casa. Muchas personas, con la ayuda de
Dios, pueden trabajar esforzadamente, y como fruto de su trabajo
verán resultados cuya abundancia les sorprenderá.
En nuestras reuniones más concurridas se necesita una variedad
de dones. Hay que aportar nuevos talentos. Debe darse oportuni-
dad al Espíritu Santo para que trabaje en la mente de los oyentes.
Entonces la verdad se presentará en forma novedosa y con poder.
Cuando se llevan a cabo las importantes actividades relacionadas
con las reuniones realizadas cerca de ciudades populosas, es esencial
obtener la cooperación de todos los obreros. Deben tener presente
la atmósfera de las reuniones, relacionarse con los asistentes a su
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llegada y cuando se marchan; mostrar extrema cortesía, bondad
y tierna compasión por sus almas. Deben estar preparados para
hablarles a tiempo y fuera de tiempo, aspirando a ganarlos para