Página 61 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Los congresos campestres
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No avancéis de inmediato con otra presentación, más bien per-
mitid que transcurra un tiempo para que la verdad pueda afianzarse
en la mente y se dé oportunidad para la meditación y la oración,
tanto al ministro como al pueblo. De esa manera habrá crecimiento
en el conocimiento religioso y la experiencia.
* * * * *
Mantened la mente concentrada en unos pocos puntos vitales.
No introduzcáis ideas irrelevantes en vuestros discursos. Dios no
permitirá que penséis que estáis impresionados por su Espíritu cuan-
do os apartáis de vuestro tema introduciendo asuntos extraños que
no tienen relación con vuestro tema. Al apartaros de líneas rectas e
introducir aquello que distrae la mente del tema, perdéis vuestra fuer-
za de expresión y debilitáis todo lo que habéis dicho anteriormente.
Dad a vuestros oyentes trigo genuino, completamente aventado.
Tened cuidado de no perder jamás el sentido de la presencia del
Vigilante divino. Recordad que no estáis hablando delante de una
asamblea humana, sino delante de Uno a quien debéis reconocer
siempre. Hablad como si el universo entero estuviera delante de
vosotros.
* * * * *
Una noche, antes de una reunión importante, me pareció estar con
mis hermanos durante mis horas de sueño, oyendo a Uno que hablaba
como quien tiene autoridad. Dijo: “Muchas almas honestamente
ignorantes de las verdades que se presentarán, deben de asistir a
estas reuniones. Escucharán y se interesarán porque Cristo las atrae;
sus conciencias les dicen que lo que escuchan es verdad, porque
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tienen la Biblia como su fundamento. Se requiere extremo cuidado
al tratar con estas almas.
“Que tales porciones del mensaje se les presenten en una for-
ma que puedan comprender su sentido. Aunque parezca extraño y
asombroso, muchos reconocerán con gozo que la Palabra de Dios ha
sido iluminada con nueva luz; mientras que si las nuevas verdades se
presentaran en una forma tan amplia que dificultara su comprensión,