Página 64 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
sonalmente a un pleno entendimiento de las verdades salvadoras
adquiridas a través de un conocimiento experimental.
Enseñad las grandes verdades prácticas que deben ser estampa-
das sobre el alma. Enseñad el poder redentor de Jesús, “en quien
tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.
Colosenses
1:14
. Fue en la cruz donde la misericordia y la verdad se encon-
traron, la justicia y la verdad se besaron. Que cada estudiante y
obrero estudien esto una y otra vez, hasta que, al levantar al Salvador
crucificado entre nosotros, puedan entregar un mensaje nuevo a la
gente. Mostrad que la vida de Cristo revela un carácter infinitamente
perfecto. Enseñad que, “a todos los que le recibieron, a los que creen
en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Juan
1:12
. Repetidlo una y otra vez. Podemos llegar a ser hijos de Dios,
miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Haced saber que
quienes aceptan a Jesucristo y mantienen su confianza original, firme
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hasta el fin, serán herederos de Dios. También serán coherederos
con Cristo “para una herencia incorruptible, incontaminada e inmar-
cesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados
por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que
está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”.
1 Pedro
1:4, 5
.
La advertencia final
El mensaje del tercer ángel debe darse con poder. El poder de la
proclamación del primer y segundo mensajes debe intensificarse en
el tercero. En Apocalipsis Juan se expresa del mensajero celestial
que se une al tercer ángel, como sigue: “Después de esto vi a otro
ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada
con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha
caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y
guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda
y aborrecible”.
Apocalipsis 18:1, 2
. Corremos el peligro de dar el
mensaje del tercer ángel de forma tan indefinida que no impresione a
la gente. Se introducen tantos otros intereses que el mismo mensaje
que debiera proclamarse con poder; llega a ser débil e ineficaz. Se ha
incurrido en una equivocación en nuestros congresos campestres. Se
ha presentado el tema del sábado, pero no como la gran prueba para