Página 65 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Los congresos campestres
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este tiempo. Mientras las iglesias profesan creer en Cristo, están
invalidando la ley que Cristo mismo proclamó desde el Sinaí. El
Señor nos pide: “Anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de
Jacob su pecado”.
Isaías 58:1
. La trompeta debe emitir un sonido
auténtico.
Cuando tenéis una congregación delante de vosotros por so-
lamente dos semanas, no pospongáis la presentación del tema del
sábado, hasta que se presente todo lo demás, suponiendo que con eso
preparáis el camino para ello. Elevad las normas, los mandamien-
tos de Dios y la fe de Jesús. Haced esto el tema principal. Luego,
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mediante vuestros sólidos argumentos, haced de él una fuerza aún
mayor. Basaos más en el Apocalipsis. Leed, explicad y poned en
práctica sus enseñanzas.
Nuestra lucha es agresiva. Cosas terribles están delante de noso-
tros; sí, más bien sobre nosotros. Que nuestras oraciones asciendan
a Dios para que los cuatro ángeles puedan retener aún los cuatro
vientos, que no soplen para hacer daño y destruir, hasta que la última
amonestación se haya dada al mundo. Trabajemos entonces en ar-
monía con nuestras oraciones. Que ninguno disminuya la fuerza de
la verdad para este tiempo. Nuestra preocupación debe ser la verdad
presente. El mensaje del tercer ángel debe cumplir su obra de separar
de las iglesias a un pueblo que se sostendrá sobre la plataforma de
la verdad eterna.
Nuestro mensaje es de vida o muerte, y debemos permitir que
aparezca tal como es: el gran poder de Dios. Debemos presentarlo
en toda la fuerza de su expresión. Entonces el Señor lo hará efectivo.
Es nuestro privilegio esperar grandes cosas, aún la demostración del
Espíritu de Dios. Este es el poder que convertirá el alma.
* * * * *
Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nues-
tro trabajo debemos advertir a la gente del peligro en que se encuen-
tran. No permitáis que las escenas solemnes que han revelado las
profecías sean dejadas sin tocar. Si nuestro pueblo estuviera sólo
medio despierto, si se percatara de la cercanía de los acontecimientos
descritos en el Apocalipsis, se efectuaría una reforma en nuestras
iglesias, y muchos más creerían el mensaje. No tenemos tiempo que