Página 82 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
financistas, hombres y mujeres que se mantendrán leales como una
roca a los principios en cualquier peligro o crisis que pueda surgir.
La causa de Dios necesita ahora, como en el pasado, el talento
que Dios se proponía que tuviera. Pero tanto egoísmo se ha entreteji-
do en nuestras instituciones, que el Señor no ha logrado conectar con
la obra a las personas que deberían estar unidas a ella. Dios ha visto
que tales hombres y mujeres no serían reconocidos ni apreciados
debidamente.
Dios llama a obreros fervorosos y humildes para que lleven la
verdad a las clases privilegiadas. No es por contacto casual, acci-
dental, que personas pudientes, amantes y adoradoras del mundo
pueden ser llevadas a Cristo. Hay hombres y mujeres imbuidos con
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el espíritu misionero que deben hacer esfuerzos personales definidos,
y ellos no fracasarán ni se desanimarán.
Debemos celebrar reuniones con el fin de orar, para pedir al
Señor que abra el camino para que la verdad penetre en las fortalezas
donde Satanás ha puesto su trono; y que disperse la sombra que él
ha interpesto en el sendero de los que procura engañar y destruir.
Tenemos la seguridad: “La oración eficaz del justo puede mucho”.
Santiago 5:16
.
Pedid que se ore por la gente a favor de las cuales trabajáis;
presentadlos delante de la iglesia como objetos de sus súplicas. Será
justamente lo que los miembros de la iglesia necesitan para tener
sus mentes alejadas de sus dificultades insignificantes; para sentir
una gran preocupación, un interés personal, por un alma que está
a punto de perecer. Seleccionad otra alma, y otra más, buscando
diariamente la dirección de Dios, colocando todo delante de él en
fervorosa oración, y trabajando con la sabiduría divina. Al hacer
esto, Dios otorgará su Espíritu Santo para convencer de pecado y
convertir el alma.
Algunos son especialmente idóneos para trabajar en favor de
las clases superiores. Los tales deben buscar diariamente al Señor y
dedicar tiempo al estudio para aprender a alcanzar a esas personas;
no para conocerlas simplemente, en forma casual, sino para conquis-
tarlas mediante el esfuerzo personal y la fe viva. Deben manifestar
un profundo amor por ellas y verdadera preocupación porque tengan
un conocimiento de la verdad tal cual se la halla en la Palabra de
Dios.