Página 83 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Después del congreso campestre
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Para alcanzar estas clases, los creyentes mismos deben ser “car-
tas” vivientes, “conocidas y leídas por todos los hombres”.
2 Co-
rintios 3:2
. No representamos en todo lo que podemos, el carácter
elevador y ennoblecedor de la verdad. Estamos en peligro de conver-
tirnos en siervos estrechos de miras y egoístas. Debemos recordar
esto con temor y temblor, para que no fracasemos.
Que aquellos que trabajan por las clases más favorecidas se
conduzcan con verdadera dignidad, recordando que los ángeles son
sus acompañantes. Que guarden la tesorería de la mente y el corazón
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repletos de “Escrito está”. Colgad en el vestíbulo de la memoria las
preciosas palabras de Cristo. Deben ser valoradas muy por encima
de la plata o el oro.
No debemos ocultar el hecho de que somos adventistas del sép-
timo día. La verdad puede avergonzarse de nosotros porque nuestro
proceder no esté en armonía con sus principios puros, pero jamás de-
bemos avergonzarnos de la verdad. Cuando tengáis la oportunidad,
confesad vuestra fe. Cuando alguien os pregunte, dadle una razón
de la esperanza que está en vosotros, con humildad y temor.
Es la constante comprensión del valor incomparable del sacrificio
expiatorio de Cristo por nosotros, lo que nos califica para guiar a
otros al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Debemos
convertirnos en expositores de la eficacia de la sangre de Cristo,
mediante la cual nuestros propios pecados han sido perdonados.
Sólo así podremos alcanzar a las clases más privilegiadas.
Se presentarán muchos motivos de desánimo en este trabajo. Se
harán muchas revelaciones desconcertantes. Cristo ha dicho que es
más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un
rico entrar en el reino de los cielos. Pero con Dios todo es posible.
Él puede trabajar y trabajará mediante sus agentes humanos en las
mentes de las personas adineradas cuyas vidas han sido consagradas
a la búsqueda de riquezas.
El universo celestial ha estado esperando por largo tiempo para
cooperar con los agentes humanos en esta obra que se ha descuidado.
Muchos que han intentado llevar a cabo esta obra, la han abandona-
do por causa del desánimo, mientras que si hubieran perseverado,
habrían obtenido gran éxito. Aquellos que realizan fielmente esta
obra serán bendecidos por Dios. La justicia de Cristo irá delante de
ellos, y la gloria del Señor será su retaguardia.