Página 84 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
Hay milagros que deben efectuarse en las conversiones genuinas,
milagros que no se disciernen ahora. Las personas más encumbradas
no están fuera del poder de un Dios que obra maravillas. Si los que
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colaboran con él son personas que realizan sus deberes con valor
y fidelidad, Dios los utiliará paa convertir a hombres que ocupan
posiciones de responsabilidad, hombres de intelecto e influencia.
Por el poder del Espíritu Santo, muchos aceptarán los principios
divinos. Al contemplar a Jesús en su hermosura, en su renunciación
y su abnegación, el que es rico y está lleno de autosuficiencia, se
percibirá a sí mismo por contraste como un infeliz, miserable, pobre,
ciego y desnudo; se considerará tan pequeño que preferirá a Cristo,
y buscará asiduamente la vida eterna.
Convertido a la verdad, se transformará en un instrumento en la
mano de Dios para comunicar la luz. Tendrá una preocupación espe-
cial por otras almas de esta desatendida clase. Sentirá que se le ha
encomendado una dispensación del Evangelio para aquellos que han
hecho de este mundo su todo. Tiempo y dinero serán consagrados a
Dios, recursos serán traídos a su tesorería, talento e influencia serán
convertidos a la verdad, se añadirá a la Iglesia eficiencia y poder
renovados.
* * * * *
Cristo instruye a sus mensajeros para que vayan también en
busca de quienes están en los caminos apartados y los vallados: los
pobres y humildes de la tierra. Muchos de ellos no saben qué hacer
para ser salvos. Muchos están sumergidos en sus delitos y pecados;
muchos se encuentran desesperados. Los afligen enfermedades de
todo tipo, tanto del cuerpo como del alma. Anhelan encontrar solaz
para sus tribulaciones, y Satanás los tienta para que lo busquen en la
impureza y los placeres que los conducen a la ruina y a la muerte.
Gastan su dinero en lo que no es pan, y trabajan por lo que no
satisface. Estas almas no deben ser pasadas por alto.
Con la obra de promover los mandamientos de Dios y reparar el
portillo que ha sido abierto en su ley, debemos mezclar compasión
por la humanidad sufriente. Debemos mostrar amor supremo a Dios;
necesitamos exaltar su monumento conmemorativo que ha sido
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pisoteado por pies profanos; y con esta obra debemos manifestar