Página 122 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
resultados de nuestras labores; porque contemplaremos, reunidos en
el alfolí celestial, a aquellos por quienes hemos trabajado y orado.
Así entraremos en el gozo de nuestro Señor, cuando “verá el fruto de
la aflicción de su alma, y quedará satisfecho”.
Isaías 53:11
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Special
Testimonies on Education, 67-72
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Con frecuencia le parece a la madre que su trabajo es un servicio
sin importancia, una obra que rara vez se aprecia; y que los demás
saben muy poco de sus muchas cuitas y ocupaciones. Si bien sus días
están ocupados con una larga lista de pequeños deberes, todos los
cuales exigen esfuerzos pacientes, dominio propio, tacto, sabiduría y
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amor abnegado, ella no puede jactarse de haber realizado algo gran-
de. Tan sólo ha logrado que las cosas del hogar marchen suavemente.
A menudo cansada y perpleja, ha procurado hablar bondadosamente
a los niños, mantenerlos ocupados y felices, guiando sus piecitos en
la buena senda. Y le parece que no logró nada. Pero no es así. Los
ángeles celestiales observan a la madre agobiada, y toman nota de
la carga que lleva día tras día. Tal vez su nombre no haya sido oído
en el mundo, pero está escrito en el libro de la vida del Cordero.
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