Página 162 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
las cualidades opuestas? ¿o estoy confirmando a estos jóvenes en su
espíritu perverso, por mis palabras no santificadas, mi impaciencia,
mi falta de sabiduría de lo alto?
Cuando se manifiesta impaciencia o mal humor para con un niño,
puede ser que éste no tenga ni siquiera la mitad de la culpa del maes-
tro. Los maestros se cansan con su trabajo, y puede ser que alguna
cosa que digan o hagan los niños no concuerde con sus sentimientos.
¿Habrán de permitir en tales ocasiones que penetre el espíritu de
Satanás, o dejarán de ejercitar tacto y sabiduría, permitiendo así
que se despierten en los alumnos sentimientos desagradables? El
maestro que ama a Jesús y que aprecia el poder salvador de su gracia,
no puede permitir que Satanás controle su espíritu. Pondrá a un lado
todo lo que habría de corromper la influencia propia, porque es algo
que se opone a la voluntad de Dios y hace peligrar las almas de las
preciosas ovejas y corderos.
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Cuando Cristo, la esperanza de gloria, esté formado en el in-
terior, entonces la verdad de Dios actuará de tal manera sobre el
temperamento natural que su poder transformador se manifestará en
un carácter transformado. Entonces no cambiaréis la verdad de Dios
en una mentira delante de ninguno de vuestros alumnos, al revelar
un corazón y temperamento no santificado. Ni tampoco daréis, por
un espíritu egoísta y contrario a Cristo, la impresión de que su gracia
no es suficiente para vosotros en todo tiempo y lugar. Demostraréis
que la autoridad de Dios sobre vosotros no es de nombre solamente,
sino real y efectiva.
Examínese todo maestro que acepta la responsabilidad de en-
señar a los niños y jóvenes. Pregúntese: ¿Se ha posesionado de mi
alma la verdad de Dios? ¿Ha penetrado en mi carácter la sabiduría
que proviene de Jesucristo, que “primeramente es pura, después
pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos,
no juzgadora, no fingida”? ¿Albergo yo el principio de que “el fruto
de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz”?
Santiago
3:17, 18
.
Maestros, Jesús está en vuestra escuela cada día. Su gran corazón
de amor infinito se siente atraído, no solamente hacia los niños que
se portan mejor, que viven en el ambiente más favorable, sino hacia
aquellos que, como herencia, tienen rasgos de carácter objetables.
Los padres mismos no han comprendido cuánta responsabilidad