Página 177 - Consejos para los Maestros (1971)

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Las escuelas intermediarias
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En una visión nocturna, estaba hablando fervientemente con
los hermanos del sur de California con referencia a la escuela de
Fernando. Se habían levantado cuestiones perturbadoras con relación
a ella. Estaba en la asamblea un Ser revestido de autoridad, y daba
consejos acerca de la manera en que debía dirigírsela.
Dijo nuestro Consejero: “Si procedéis a conocer al Señor, sa-
bréis que su salida es preparada como la mañana. Los maestros de
la escuela deben aprender con los alumnos en toda la instrucción
impartida. Han de recibir constantemente sabiduría y gracia de la
Fuente de toda gracia y sabiduría.
“Estáis tan sólo comenzando vuestra obra. No todas vuestras
ideas son positivamente correctas. No todos vuestros métodos son
prudentes. No es posible que vuestra obra sea perfecta en sus co-
mienzos. Pero a medida que progreséis, aprenderéis a usar más
ventajosamente el conocimiento que estáis adquiriendo. A fin de
hacer esta obra en armonía con la voluntad de Dios, los maestros
deben mantener sus mentes abiertas para recibir instrucción del gran
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Maestro” (Los Angeles, California, 18 de septiembre de 1902).
* * * * *
Cometeréis ciertamente un grave error si emprendéis, con unos
pocos alumnos y maestros, la realización del trabajo avanzado que
se lleva a cabo con tanta dificultad y gasto en nuestras escuelas
mayores. Será mejor para vuestros alumnos y para la escuela, que
los que necesitan estudios superiores vayan al colegio, y dejen así
libre a vuestro cuerpo docente para dedicar sus mejores energías a
la ejecución de un trabajo esmerado en la enseñanza de las materias
comunes.
¿Qué cosa hará de nuestras escuelas un poder? No es el tamaño
de los edificios; no es el número de las materias avanzadas que se
enseñen. Es el trabajo fiel que hagan los maestros y los alumnos,
mientras, comenzando con los peldaños inferiores de la escalera del
progreso, van subiendo escalón tras escalón.
Obtened un hombre fuerte para que se destaque como director
de vuestra escuela, un hombre cuya fuerza física le sostenga en la
ejecución de un trabajo cabal de disciplina; un hombre calificado
para inculcar en los alumnos hábitos de orden, aseo y laboriosidad.