Página 203 - Consejos para los Maestros (1971)

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La necesidad de hacer lo mejor posible
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tituciones por educar a sus estudiantes en todos los ramos de tal
manera que puedan salir debidamente disciplinados para beneficiar
a la humanidad y glorificar a Dios.
Es esencial que se les enseñe a leer en tono claro y distinto. Nos
hemos apenado al asistir a congresos de asociaciones, a reuniones
de sociedades de publicaciones, y a diversas asambleas, donde se
leían informes en voz casi inaudible, o en forma vacilante o en tono
ahogado. La mitad del interés que se pueda sentir en una reunión tal
queda destruido cuando los que participan en ella hacen su parte en
forma indiferente y sin vida. Deben aprender a hablar de tal manera
que puedan edificar a los que escuchan. Prepárese todo aquel que
está relacionado con la obra misionera para hablar en forma clara y
atrayente, enunciando perfectamente sus palabras.
El debido uso de los órganos vocales beneficiará la salud física,
y acrecentará la utilidad y la influencia. Al caer en malos hábitos
de expresión algunos se vuelven lectores y oradores tediosos; pero
los que son considerados como bastante inteligentes para llegar a
ser obreros misioneros o hacer transacciones comerciales, deben
tener bastante inteligencia para reformar su manera de hablar. Por un
ejercicio juicioso pueden expandir el pecho y fortalecer los músculos.
Prestando atención a la debida instrucción, siguiendo los principios
del sano vivir acerca de la expansión de los pulmones y el cultivo
de la voz, nuestros jóvenes y señoritas pueden llegar a hablar en
forma que se les oiga; y el ejercicio necesario para esta realización
prolongará su vida.
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Los que adquieren ideas correctas acerca del cultivo de la voz,
verán la necesidad de educarse y prepararse para honrar a Dios y
beneficiar a otros. Se colocarán bajo maestros pacientes y eficientes,
y aprenderán a leer con voz melodiosa. Con el sincero deseo de
glorificar a Dios, sacarán el mejor partido de su capacidad natural.
Una vez que tengan el dominio de sus propias facultades, no se verán
estorbados por defectos del habla, y acrecentarán su utilidad en la
causa de Dios.
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