Página 250 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
Uno de los disparates más dispendiosos y perjudiciales de la
moda es la falda que barre el suelo, por lo sucia, incómoda, inconve-
niente y malsana. Todo esto, y más aún se puede decir de la falda
rastrera. Es costosa, no sólo por el género superfluo que entra en su
confección, sino porque se desgasta innecesariamente por ser tan
larga. Cualquiera que haya visto a una mujer así ataviada, con las
manos llenas de paquetes, intentando subir o bajar escaleras, trepar
a un tranvía, abrirse paso por entre la muchedumbre, andar por suelo
encharcado o por un camino cenagoso, no necesita más pruebas para
convencerse de la incomodidad de la falda larga.
Otro grave mal es el de llevar faldas de modo que su peso sea
sostenido por las caderas. Este gran peso, al oprimir los órganos
internos, los arrastra hacia abajo, causa debilidad del estómago, da
una sensación de lasitud, y obliga a la que lo lleva a encorvarse, cosa
que oprime los pulmones y dificulta la respiración correcta.
En estos últimos años los peligros que resultan de la compresión
de la cintura han sido tan discutidos que pocas personas pueden
alegar ignorancia sobre el particular; y sin embargo, tan grande es
el poder de la moda, que el mal sigue adelante, con incalculable
daño de la mujer. Es de suma importancia para la salud que el pecho
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disponga de sitio suficiente para su completa expansión y los pulmo-
nes puedan inspirar completamente, pues cuando están oprimidos
disminuye la cantidad de oxígeno que inhalan. La sangre resulta
insuficientemente vitalizada, y las materias tóxicas del desgaste que
deberían ser eliminadas por los pulmones quedan en el organis-
mo. Además la circulación se entorpece, y los órganos internos se
encogen y se apartan tanto de su lugar, que no pueden funcionar
debidamente.
El corsé apretado no da esbeltez a la figura. Uno de los prin-
cipales elementos de la belleza física es la simetría, la proporción
armónica de los miembros. Y el modelo perfecto para el desarrollo
físico no se encuentra en los figurines de las modistas francesas, sino
en la forma humana tal como se desarrolla según las leyes de Dios
en la naturaleza. Dios es autor de toda belleza, y sólo en la medida
en que nos conformemos a su ideal nos acercaremos a la norma de
la verdadera belleza.
Otro mal que fomenta la costumbre es la distribución desigual
de la ropa, de modo que mientras ciertas partes del cuerpo llevan