Página 327 - Consejos para los Maestros (1971)

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En cooperación con Cristo
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Las enseñanzas de Cristo no fueron grabadas en sus oyentes por
ademanes exteriores, sino por las palabras y los actos de su vida
diaria, por el espíritu que revelaba. En la vida superior que vivió
mientras realizaba las obras de Dios, dio a los hombres un ejemplo
del desarrollo de la verdadera educación superior. Así también en la
vida de sus seguidores, cuando se vence el espíritu de apresuramien-
to, cuando el corazón se enternece en favor de los demás, cuando
la vida se dedica a hacer las obras de Cristo, se ve el fruto de la
educación superior.
La educación superior no se obtiene por el estudio de cierta clase
de libros que los maestros profanos consideran tan esenciales, sino
por el de la Palabra de Dios. Este estudio nos inducirá a obedecer sus
requerimientos, y a andar constantemente en las pisadas del Señor.
No hay educación superior a la que se funda en las lecciones que él
dio. Cuando éstas se descartan en favor de las enseñanzas humanas,
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es tiempo de que el pueblo de Dios se convierta de nuevo, y aprenda
de Cristo la sencillez de la verdadera piedad.
* * * * *
Cuando el poder convertidor de Dios se apodere de los maestros
de nuestras escuelas, reconocerán que un conocimiento de él y de
Jesucristo abarca campos mucho más amplios que los así llamados
“métodos avanzados” de educación. Pero a menos que tengan una
visión más amplia de lo que constituye la educación, se verán muy
estorbados para preparar misioneros que salgan a comunicar sus
conocimientos a otros.
Maestros, asumid vuestra posición como verdaderos educadores,
y derramad en el corazón de los estudiantes el raudal vivo del amor
redentor. Antes de que su espíritu se vea preocupado por el trabajo
literario, rogadles que busquen a Cristo y su justicia. Mostradles los
cambios que se producirán seguramente si el corazón se entrega a
Cristo. Fijad su atención en él. Esto cerrará la puerta a las aspira-
ciones insensatas que se levantan tan naturalmente, y preparará la
mente para recibir la verdad divina.
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