Página 337 - Consejos para los Maestros (1971)

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Una rápida preparacion para el trabajo
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El Señor dice: “Velad y orad, para que no entréis en tentación”.
Mateo 26:41
. “Velad”, no sea que vuestros estudios alcancen tales
proporciones y lleguen a seros de tan absorbente interés que vuestra
mente esté recargada y desaparezca de vuestra alma el deseo de
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ser piadosos. Muchos estudiantes han perdido de vista el motivo y
blanco que los indujo a entrar en la escuela, y una ambición profana
de obtener una educación superior los ha inducido a sacrificar la
verdad. Su intenso interés por obtener un puesto elevado entre los
hombres los ha inducido a dejar fuera de sus cálculos la voluntad de
su Padre celestial; pero el verdadero conocimiento conduce a una
vida santa por la santificación de la verdad.
Con demasiada frecuencia, al acumularse los estudios, la sabidu-
ría de lo alto ha recibido un lugar secundario, y cuanto más avanza el
estudiante, menos confianza tiene en Dios. Considera el mucho saber
como la misma esencia del éxito en la vida; pero si todos diesen
la debida consideración a la declaración de Cristo: “Separados de
mí nada podéis hacer” (
Juan 15:5
), harían planes diferentes. Sin los
principios vitales de la verdadera religión, sin el conocimiento de
cómo servir y glorificar al Redentor, la educación es más perjudicial
que benéfica. Cuando la educación de origen humano llega a un
extremo tal que hace desvanecer el amor de Dios en el corazón,
descuidar la oración y dejar de cultivar los atributos espirituales,
es completamente desastrosa. Sería mucho mejor dejar de procu-
rar la mejor educación y hacer recobrar al alma de su condición
languideciente, que perder de vista las ventajas eternas...
En ningún caso quisiera aconsejar que se restrinja la educación
a la cual Dios no ha puesto límites. Nuestra educación no termina
con las ventajas que este mundo puede dar. A través de toda la
eternidad los escogidos de Dios aprenderán. Pero quisiera aconsejar
que se restrinja la práctica de aquellos métodos que hacen peligrar el
alma y malogran el propósito al cual se dedica tiempo y dinero. La
educación es una gran obra de toda la vida; pero para obtener una
verdadera educación es necesario poseer la sabiduría que proviene
solamente de Dios. El Señor Dios debe ser representado en toda
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fase de la educación; pero es un error dedicar años al estudio de un
ramo del conocimiento de los libros. Después que se ha dedicado
un período de tiempo al estudio, nadie aconseje a los estudiantes a
iniciar inmediatamente otro curso extenso sino que debe aconsejár-