Página 383 - Consejos para los Maestros (1971)

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Se necesitan médicos evangelistas
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el campo. Pronto se cerrarán para siempre puertas que están abiertas
ahora para el mensajero evangélico. Dios invita a muchos que están
preparados a que presten un servicio aceptable, a que proclamen
el mensaje ahora sin aguardar una preparación adicional; porque
mientras algunos se demoran, el enemigo puede tomar posesión de
campos que están aún abiertos.
Se me ha instruido que grupos pequeños que han recibido una
preparación adecuada en los ramos misioneros evangélicos y mé-
dicos, deben salir a hacer la obra por la cual Cristo designó a sus
discípulos. Trabajen como evangelistas, esparciendo nuestras publi-
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caciones, hablando de la verdad a quienes encuentren, orando por los
enfermos, y si es necesario, tratándoles, no con drogas, sino con los
remedios de la naturaleza, comprendiendo siempre que dependen de
Dios. Mientras participen en la obra de enseñar y sanar, cosecharán
una rica mies de almas.
Y al mismo tiempo que Dios está invitando a jóvenes y señoritas
que ya han adquirido un conocimiento práctico de cómo tratar a los
enfermos, a que trabajen como misioneros médicos evangélicos en
relación con obreros evangélicos de experiencia, también está lla-
mando a muchos reclutas que entren en nuestras escuelas destinadas
a preparar misioneros médicos, para que adquieran una preparación
rápida y cabal para servir. Algunos no necesitan pasar en estas es-
cuelas un tiempo tan largo como otros. No está en armonía con el
propósito de Dios que todos se propongan dedicar exactamente el
mismo tiempo, tres, cuatro, cinco años, en la preparación, antes de
empezar a participar en el trabajo activo del campo. Algunos, des-
pués de estudiar un tiempo, pueden desarrollarse más rápidamente
trabajando en ramos prácticos en diversos lugares, bajo la vigilancia
de dirigentes experimentados, de lo que podrían prepararse al perma-
necer en una institución. A medida que progresen en conocimiento
y habilidad, algunos hallarán que les sería muy ventajoso volver
a nuestros sanatorios con escuela de preparación para instruirse
más cabalmente. Así llegarán a ser médicos misioneros eficientes,
preparados para emergencias penosas.
Mucho puede aprenderse al visitar los hospitales. En ellos, no
pocos de nuestros jóvenes consagrados debieran estar aprendiendo
a ser misioneros médicos de éxito. La observación y la práctica de
lo que ya han aprendido, les capacitarán a llegar a ser enfermeros