Página 390 - Consejos para los Maestros (1971)

Basic HTML Version

386
Consejos para los Maestros
una reputación de esmero y exactitud, y por un ministerio lleno de
simpatía ganarán los corazones de aquellos a quienes sirvan.
En la profesión médica hay muchos escépticos y ateos que exal-
tan las obras de Dios por encima del Dios de la ciencia. Son com-
parativamente pocos los que ingresan en las facultades de medicina
del mundo y salen puros y sin mancha. No se elevaron, ni ennoble-
cieron ni santificaron. Las cosas materiales eclipsaron las celestiales
y eternas. Muchos mezclan la fe y los principios religiosos con las
costumbres y prácticas del mundo, y escasea la religión pura y sin
[463]
mancha. Pero cada estudiante puede ingresar en la facultad con la
misma firmeza y resolución con que Daniel ingresó en la corte de
Babilonia, y mantenerse íntegro durante todo su curso. La fuerza y
la gracia de Dios han sido provistas al costo de un sacrificio infinito,
para que los hombres puedan vencer las sugestiones y tentaciones
de Satanás, y salir sin contaminación. La vida, las obras y el com-
portamiento son el argumento más poderoso y solemne para los
negligentes, irreverentes y escépticos. Sean la vida y el carácter un
enérgico argumento en favor del cristianismo; entonces los hombres
se verán obligados a reconocer que los estudiantes han estado con
Jesús y han aprendido de él.
No se dejen engañar los estudiantes de medicina por las tram-
pas del diablo ni por ninguno de sus pretextos arteros que tantos
adoptan para engañar y entrampar. Manténganse firmes y fieles a
los principios. Pregunten a cada paso: “¿Qué dice el Señor?” Digan
firmemente: “Seguiré la luz. Honraré y respetaré la Majestad de la
verdad”.
Especialmente los que están estudiando medicina en las escue-
las del mundo, deben protegerse contra la contaminación de las
malas influencias que los rodean constantemente. Cuando sus ins-
tructores son hombres sabios según el mundo, y sus condiscípulos
incrédulos que no piensan seriamente en Dios, hasta los cristianos
experimentados corren peligro de sentir la influencia de este trato
con los irreligiosos. Sin embargo, algunos han seguido el curso de
medicina y han permanecido fieles a los buenos principios. No qui-
sieron realizar estudios en sábado; y demostraron que los hombres
pueden prepararse para los deberes de un médico sin chasquear las
expectativas de quienes los estimularon a obtener su educación.