Página 128 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 27—Frente al día del juicio
Dios no obliga a nadie a que lo ame ni que obedezca su ley. Él
ha manifestado un amor inconmensurable hacia el hombre en el plan
de la redención. Ha derramado los tesoros de su sabiduría y ha dado
el don más precioso del cielo para que nos viésemos constreñidos a
amarlo y a ponernos en armonía con su voluntad. Si rehusamos ese
amor y si no queremos que él nos gobierne, estaremos preparando
nuestra propia ruina, y finalmente nos veremos frente a una pérdida
eterna.
Dios desea el servicio voluntario de nuestros corazones. Él nos
ha dotado con la facultad de razonar, con talentos de aptitudes y con
medios financieros e influencia, a fin de que pongamos todo esto
por obra para el bien de la humanidad, y para que manifestemos
su espíritu ante el mundo. Preciosas oportunidades y privilegios
son puestos a nuestro alcance, y si los descuidamos robamos a
otros, defraudamos nuestras propias almas y deshonramos a nuestro
propio Salvador. En el día del juicio no querremos encontrarnos
frente a estas oportunidades desaprovechadas y a los privilegios
descuidados. Nuestros intereses eternos en el futuro dependen del
cumplimiento diligente del deber en este momento en lo que se
refiere al aprovechamiento de los talentos que Dios nos ha dado para
la salvación de las almas...
La posición y la influencia, por muy exaltadas que sean, no de-
berían convertirse en una excusa para hacer un mal uso de los bienes
del Señor. Los favores especiales de Dios deberían estimularnos
a rendirle un servicio de todo corazón y afecto, pero muchos que
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son bendecidos de esta manera olvidan al Dador, y se tornan des-
cuidados, desafiantes y libertinos. Deshonran al Dios del cielo y
ejercen una influencia que destruye a las personas con quienes se
asocian. No procuran aminorar los sufrimientos de los necesitados.
No edifican la obra de Dios. No tratan de remediar los males de los
inocentes, de interceder por la causa de la viuda y el huérfano, o
de exponer un elevado modelo de carácter ante los encumbrados y
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