Página 161 - Consejos sobre Mayordom

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La simpatía por los pobres
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Ante los ojos de Dios no existen los rangos
Nunca deberíamos actuar con indiferencia y falta de simpatía,
especialmente cuando tratamos con los pobres. A todos debemos
tratar con cortesía, simpatía y compasión. La parcialidad manifestada
hacia los ricos desagrada a Dios. Jesús es menospreciado cuando se
desprecia a sus hijos necesitados. Estos no son ricos en bienes de este
mundo, pero ellos son caros a su corazón amante. Dios no reconoce
distinción de rango. Él no toma en cuenta las clases sociales. Ante
su vista los hombres no son más que hombres, buenos o malos. En
el día final del ajuste de cuentas, la posición, las clases sociales o la
riqueza no alterarán ni en el espesor de un cabello el caso de ninguna
persona. El Dios que todo lo ve juzgará a los hombres por lo que
éstos son en pureza, nobleza y amor a Cristo...
Cristo declaró que el Evangelio debía predicarse a los pobres. La
verdad de Dios nunca se reviste más de un aspecto de mayor belleza
que cuando es llevada a los necesitados y desposeídos. Entonces es
cuando la luz del Evangelio brilla con su claridad más radiante e ilu-
mina la choza de los campesinos y la rústica cabaña del labrador. Los
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ángeles de Dios están allí y su presencia convierte en un banquete el
pedazo de pan duro y el vaso de agua. Los que han sido descuidados
y abandonados por el mundo son ensalzados para llegar a ser hijos e
hijas del Altísimo. Elevados por encima de cualquier posición social
que la tierra pueda conceder, se sientan en los lugares celestiales en
Cristo Jesús. Puede ser que no posean tesoros terrenales, pero han
encontrado la perla de gran precio.—
The Review and Herald, 21 de
julio de 1910
.
Los derechos de la viuda y el huérfano
No es prudente dar en forma indiscriminada a cualquiera que
solicite nuestra ayuda, porque así podríamos estimular el ocio, la
intemperancia y la extravagancia. Pero si alguien acude a vuestra
puerta y dice que tiene hambre, no lo despachéis con las manos
vacías. Dadle algo de comer de vuestras provisiones. No conocéis
sus circunstancias, y podría ocurrir que su pobreza sea el resultado
del infortunio.