Página 170 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
el mismo día en que la viuda temía verse obligada a renunciar a la
lucha para sustentar su vida, probó hasta lo sumo la fe de ella en el
poder del Dios viviente para proveerle lo que necesitaba. Pero aun
en su extrema necesidad, reveló su fe cumpliendo la petición del
forastero que solicitaba compartir con ella su último bocado.
En respuesta a la petición que le hacía Elías, de que le diera de
comer y beber, la mujer dijo: “Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo
pan cocido; que solamente un puñado de harina tengo en la tinaja,
y un poco de aceite en una botija: y ahora cogía dos serojas, para
entrarme y aderezarlo para mí y para mi hijo, y que lo comamos, y
nos muramos”. Elías le contestó: “No hayas temor; ve, haz como
has dicho: empero hazme a mí primero de ello una pequeña torta
cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para
tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La tinaja de la
harina no escaseará, ni se disminuirá la botija del aceite, hasta aquel
día que Jehová dará lluvia sobre la haz de la tierra”.
No podría haberse exigido mayor prueba de fe. Hasta entonces
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la viuda había tratado a todos los forasteros con bondad y genero-
sidad. En ese momento, sin tener en cuenta los sufrimientos que
pudiesen resultar para ella y su hijo, y confiando en que el Dios de
Israel supliría todas sus necesidades, dio esta prueba suprema de
hospitalidad obrando “como le dijo Elías”.
Admirable fue la hospitalidad manifestada al profeta de Dios por
esta mujer fenicia, y admirablemente fueron recompensadas su fe y
generosidad. “Y comió él, y ella y su casa, muchos días. Y la tinaja
de la harina no escaseó, ni menguó la botija del aceite, conforme a
la palabra de Jehová que había dicho por Elías...”
La viuda de Sarepta compartió su poco alimento con Elías; y
en pago, fue preservada su vida y la de su hijo. Y a todos los que,
en tiempo de prueba y escasez, dan simpatía y ayuda a otros más
menesterosos, Dios ha prometido una gran bendición. Él no ha
cambiado. Su poder no es menor hoy que en los días de Elías.—
La
Historia de Profetas y Reyes, 94-96
.
Las dos blancas de la viuda
Jesús estaba en el atrio donde se hallaban los cofres del tesoro,
y miraba a los que venían para depositar sus donativos. Muchos