Página 172 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
que todo ojo ve y que toda lengua alaba lo que Dios tiene por
más precioso. Los pequeños deberes cumplidos alegremente, los
pequeños donativos dados sin ostentación, y que a los ojos humanos
pueden parecer sin valor, se destacan con frecuencia más altamente
a su vista. Un corazón lleno de fe y de amor es más apreciable para
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Dios que el don más costoso. La pobre viuda dio lo que necesitaba
para vivir al dar lo poco que dio. Se privó de alimento para entregar
esas dos blancas a la causa que amaba. Y lo hizo con fe, creyendo
que su Padre celestial no pasaría por alto su gran necesidad. Fue
este espíritu abnegado y esta fe infantil lo que mereció el elogio del
Salvador.
Entre los pobres hay muchos que desean demostrar su gratitud a
Dios por su gracia y verdad. Anhelan participar con sus hermanos
más prósperos en el sostenimiento de su servicio. Estas almas no
deben ser repelidas. Permítaseles poner sus blancas en el banco del
cielo. Si las dan con corazón lleno de amor por Dios, estas aparentes
bagatelas llegan a ser donativos consagrados, ofrendas inestimables
que Dios aprecia y bendice.—
El Deseado de Todas las Gentes, 566,
567
.
La ofrenda aceptable de María
Es el servicio prestado de todo corazón el que da valor al don.
Cuando la Majestad del cielo se convirtió en una criatura y fue con-
fiada a María, ésta no tenía mucho que ofrecer por ese precioso don.
Llevó al altar solamente dos tórtolas, que eran la ofrenda designada
para los pobres; pero fue un sacrificio aceptable para el Señor. Ella
no pudo presentar tesoros preciosos como los que los sabios del
Oriente ofrecieron al Hijo de Dios en Belén; sin embargo la madre
de Jesús no fue rechazada debido a la pequeñez de su don. Fue la
disposición de su corazón lo que el Señor contempló, y su amor tor-
nó suave la ofrenda. Así también Dios aceptará nuestro don, aunque
éste sea pequeño, si es lo mejor que tenemos y si se lo ofrecemos
con amor.—
The Review and Herald, 9 de diciembre de 1890
.
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