Página 273 - Consejos sobre Mayordom

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Dejado al honor de los hombres
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que poseemos es del Señor. En lugar de gastar dinero en cosas inne-
cesarias, deberíamos invertirlo para responder a los llamamientos de
la obra misionera.
A medida que se abren nuevos campos, aumentan constante-
mente los pedidos de más recursos. Si alguna vez hemos necesitado
ejercer economía, es ahora. Todos los que trabajan en la causa de-
berían comprender la importancia que tiene el seguir de cerca el
ejemplo del Salvador dado en la abnegación y economía. Deberían
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ver en los medios que manejan un depósito que Dios les ha enco-
mendado, y deberían sentirse obligados a ejercer tacto y habilidad
financiera en el uso del dinero de su Señor. Cada centavo debería
atesorarse cuidadosamente. Un centavo parece una suma ínfima,
pero cien centavos son un peso, y éste correctamente gastado puede
constituir el medio de salvar a un alma de la muerte. Si todos los
recursos que nuestro propio pueblo ha malgastado en la gratificación
de sí mismo se hubiesen dedicado a la causa de Dios, no habría
tesorerías vacías, y podrían establecerse misiones en todas partes
del mundo.
Que los miembros de la iglesia ahora abandonen su orgullo y
sus adornos. Cada uno debería mantener a mano una caja misionera,
y colocar en ella cada centavo que se sienta tentado a gastar en la
gratificación de sí mismo. Pero hay que hacer algo más fuera de
suprimir las cosas superfluas. Hay que practicar la abnegación. Algu-
nas de nuestras cosas confortables y deseables deben ser sacrificadas.
Los predicadores deben aguzar sus mensajes, no sólo combatiendo
la gratificación de sí mismo y el orgullo en el vestir, sino también
presentando a Jesús, su vida de abnegación y sacrificio. Que el amor,
la piedad y la fe sean atesorados en el corazón, y entonces frutos
preciosos aparecerán en la vida.—
Historical Sketches of the Foreign
Missions of the Seventh Day Adventist, 293
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