Página 281 - Consejos sobre Mayordom

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Una exhortación a la economía
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El cuidado de los centavos
Quisiera impresionar a cada mente para que comprenda la tre-
menda pecaminosidad de gastar el dinero del Señor en necesidades
imaginarias. El gasto de sumas que parecen pequeñas puede des-
encadenar una serie de circunstancias que se proyectarán hasta la
eternidad. Cuando se realice el juicio y se abran los libros, se os pre-
sentará el lado desventajoso: el bien que habríais podido hacer con
los centavos acumulados y las sumas mayores que fueron empleadas
únicamente con propósitos egoístas...
Jesús no requiere del hombre ningún verdadero sacrificio, porque
lo único que se nos pide que abandonemos son las cosas que nos
harían mejor si no las tuviésemos. Debemos abandonar sólo lo
más pequeño, lo que tiene menos valor, para tener lo que es más
grande y más valioso. Toda consideración terrena y temporal debe
subordinarse a lo que es más elevado.—
The Review and Herald, 11
de agosto de 1891
.
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Entonces el mensaje irá con más poder
El pueblo de Dios debería practicar una estricta economía en
sus gastos, a fin de tener algo para llevar a Dios, diciendo: “De lo
recibido de tu mano te damos”.
1 Crónicas 29:14
. En esta forma
su pueblo debe expresarle su agradecimiento por las bendiciones
recibidas de él. Así es también como pueden hacerse tesoros junto
al trono de Dios.
Los mundanos gastan en ropa cuantiosas sumas de dinero que
deberían utilizarse para alimentar y vestir a los que pasan hambre y
sienten frío. Muchos por quienes Cristo dio su vida apenas tienen lo
suficiente de lo que es más barato, la ropa más ordinaria, mientras
otros gastan miles de dólares en sus esfuerzos por satisfacer las
interminables exigencias de la moda.
El Señor ha ordenado a su pueblo que salga del mundo y viva
separado de él. La ropa llamativa o cara no sienta bien a los que
creen que estamos viviendo en los últimos días del tiempo de gracia.
El apóstol Pablo ha escrito: “Quiero, pues, que los hombres oren en
todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo
que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia;