Página 46 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
Si alguna vez hubo un tiempo cuando ha sido necesario hacer
sacrificios, es ahora. Hermanos y hermanas, practicad la economía en
vuestros hogares. Desechad los ídolos que habéis colocado delante
de Dios. Abandonad vuestros placeres egoístas. Os ruego que no
gastéis dinero en embellecer vuestras casas, porque vuestros recursos
pertenecen a Dios y a él tendréis que dar cuenta por su uso. No
utilicéis el dinero de Dios para gratificar los caprichos de vuestros
hijos. Enseñadles que Dios tiene derecho sobre todo lo que poseen y
que nada podrá cancelar ese derecho.
El dinero constituye un capital necesario. No lo gastéis pródiga-
mente sobre los que no lo necesitan. Hay quienes tienen necesidad
de vuestros donativos voluntarios. En el mundo hay gente que tiene
hambre y que muere por falta de alimento. Podéis decir: yo no puedo
alimentarlos a todos. Pero al practicar las lecciones de economía
dadas por Cristo, podéis alimentar a uno. “Recoged los pedazos que
sobraron, para que no se pierda nada”.
Juan 6:12
. Estas palabras
fueron pronunciadas por Aquel cuyo poder obró un milagro para
satisfacer las necesidades de una multitud hambrienta.
Si tenéis hábitos dispendiosos, eliminadlos inmediatamente de
vuestra vida. A menos que lo hagáis entraréis en bancarrota por
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toda la eternidad. Los hábitos de economía, trabajo y sobriedad
constituyen para vuestros hijos una mejor parte que una rica dote.
Somos peregrinos y extranjeros en el mundo. No gastemos nues-
tros medios gratificando deseos que Dios quiere que reprimamos.
Representemos adecuadamente nuestra fe restringiendo nuestras ne-
cesidades. Que los miembros de nuestras iglesias se levanten como
un solo hombre y trabajen fervorosamente como quienes andan en
la plena luz de la verdad para estos últimos días...
¿Qué valor tiene una cuantiosa riqueza si se encuentra acumulada
en costosas mansiones o en bonos y acciones? ¿Cuánto pesa eso
en la balanza en comparación con la salvación de las almas por
quienes ha muerto Cristo, el Hijo del Dios infinito?—
The Review
and Herald, 24 de diciembre de 1903
.
Un privilegio y una responsabilidad
Las verdades más solemnes que alguna vez se hayan confiado
a los mortales nos han sido dadas para que las proclamemos al