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La importancia del carácter
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Más necesario que la ostentación
—Si se considerara tan im-
portante que los jóvenes posean un carácter hermoso y una disposi-
ción amistosa, como se estima importante que imiten las modas del
mundo en el vestir y el comportarse, veríamos a cientos, donde hoy
vemos a uno, que suben al escenario de la vida activa preparados
para ejercer una influencia ennoblecedora sobre la sociedad.—
Fun-
damentals of Christian Education, 69
.
Su desarrollo es la obra de toda la vida
—La formación del
carácter es la obra de toda la vida, y es para la eternidad. Si todos
comprendieran esto, si despertaran al pensamiento de que indivi-
dualmente estamos decidiendo nuestro propio destino para la vida
eterna o la ruina eterna, ¡qué cambio ocurriría! ¡En qué forma dife-
rente ocuparíamos este tiempo de prueba, y qué caracteres diferentes
llenarían nuestro mundo!—
The Youth’s Instructor, 19 de febrero de
1903
.
Desarrollo y crecimiento
—La germinación de la semilla repre-
senta el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta
es una figura del desarrollo del carácter. No puede haber vida sin
crecimiento. La planta crece, o muere. Del mismo modo que su
crecimiento es silencioso, imperceptible pero continuo, así es tam-
bién el crecimiento del carácter. En cualquier etapa del desarrollo,
nuestra vida puede ser perfecta; sin embargo, si se cumple el propó-
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sito de Dios para con nosotros, habrá un progreso constante.—
La
Educación, 101, 102
.
Es la cosecha de la vida
—El carácter es la cosecha de la vida,
y esto es lo que determina el destino, tanto para esta vida como para
la venidera.
La cosecha es la reproducción de la semilla sembrada. Toda
semilla da fruto “según su género”. Lo mismo ocurre con los ras-
gos de carácter que fomentamos. El egoísmo, el amor propio, el
engreimiento, la propia complacencia, se reproducen, y el final es
desgracia y ruina. “Por que el que siembra para su carne, de la carne
segará corrupción; mas aquel que siembra para el espíritu segará
vida eterna”.
Gálatas 6:8
. El amor, la simpatía y la bondad, dan fruto
de bendición, una cosecha imperecedera.—
La Educación, 104, 105
.
La mayor evidencia del cristianismo
—Si las madres cristianas
presentaran a la sociedad niños con caracteres íntegros, con firmes
principios y una moral sólida, habrían realizado la más importante