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Ventajas de los primeros años
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rante los primeros tres años de su vida. No les permitáis que formen
sus deseos y apetencias. La madre debe ser la mente para su hijo.
Los primeros tres años son el tiempo cuando se dobla la diminuta
rama. Las madres debieran entender la importancia que existe en
ese período. Entonces es cuando se establece el fundamento.
Si esas primeras lecciones han sido defectuosas, como sucede
a menudo, por amor a Cristo, por amor al bien futuro y eterno de
vuestros hijos, procurad reparar el daño que habéis hecho. Si habéis
esperado hasta que vuestros hijos tuvieron tres años para comenzar
a enseñarles dominio propio y obediencia, procurad hacerlo ahora,
aunque será mucho más duro.—
Manuscrito 64, 1899
.
No es tan difícil como se supone generalmente
—Mucho de
la ansiedad y dolores de los padres podría haberse ahorrado, si se
hubiera enseñado a los niños desde su cuna que su voluntad no
podía constituirse en ley y se podían complacer continuamente sus
caprichos. No es tan difícil, como se supone generalmente, enseñar
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a los niñitos que sofoquen sus estallidos de mal genio y sometan sus
accesos de pasión.—
Pacific Health Journal, abril de 1890
.
No pospongáis esta obra
—Muchos descuidan su deber durante
los primeros años de la vida de éstos [de sus hijos], pensando que
cuando lleguen a ser mayores tendrán entonces mucho cuidado para
reprimir lo malo y educarlos en lo bueno. Pero la época en que deben
llevar a cabo esta obra es cuando los niños son tiernos lactantes en
sus brazos. No es correcto que los padres mimen y echen a perder a
sus hijos; ni tampoco es correcto que los maltraten. Una conducta
firme, decidida y recta producirá los mejores resultados.—
Joyas de
los Testimonios 1:513
.
Cuando he llamado la atención a los padres por los hábitos
erróneos que han fomentado en sus tiernos hijos, algunos padres
han manifestado completa indiferencia; otros me han dicho con
una sonrisa: “¡Mis queridos hijitos! No puedo soportar la idea de
hacerles reproches en ninguna forma. Ya se mejorarán con la edad.
Entonces se avergonzarán de sus estallidos de mal genio. No es lo
mejor ser demasiado exigente y estricto con los pequeños. Ellos
superarán los hábitos de mentir, engañar y ser indolentes y egoístas”.
Por cierto, ésta es una forma de encarar el asunto muy fácil para las
madres, pero no corresponde con la voluntad de Dios.—
Manuscrito
43, 1900
.