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El poder del hábito
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preparados para los servicios más elevados de la otra vida. Pero
los hombres no pueden pervertir durante años las facultades que
Dios les ha dado y luego, cuando decidan cambiar de conducta,
encontrar estas facultades frescas y libres para seguir un camino
opuesto.—
Patriarcas y Profetas, 674
.
Un niño puede recibir sana instrucción religiosa, pero si los
padres, los maestros o los tutores permiten que su carácter se tuerza
debido a un mal hábito, ese hábito, si no es vencido, se convertirá
en un poder predominante, y el niño está perdido.—
Testimonies for
the Church 5:53
.
Las acciones pequeñas son importantes
—Todo curso de ac-
ción tiene un doble carácter e importancia. Es virtuoso o malo,
correcto o erróneo, de acuerdo con el motivo que lo impela. La
frecuente repetición de un hábito erróneo deja una impresión perma-
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nente en la mente del que lo ejecuta y también en la mente de los
que están relacionados con él de alguna manera, ya sea espiritual
o temporal. Los padres o maestros que no prestan atención a las
pequeñas acciones que no son correctas, establecen esos hábitos en
los jóvenes.—
The Review and Herald, 17 de mayo de 1898
.
Los padres deben obrar fielmente con las almas que les han sido
confiadas. No deben estimular en sus hijos el orgullo, el despilfarro
y el amor a la ostentación. No deben enseñarles ni permitir que
aprendan pequeñas gracias que parecen vivezas en los niños, pero
que después tienen que desaprenderse, y que tendrán que corregirse
cuando sean mayores.—
Joyas de los Testimonios 1:146
.
Las pequeñas travesuras y los errores pueden parecer divertidos
cuando el niño es muy pequeño, y quizá se permitan y fomenten,
pero a medida que crece el niño, se hacen repulsivos y ofensivos.—
Carta 1, 1877
.
Los malos hábitos se forman más fácilmente que los bue-
nos
—Todo el conocimiento que puedan adquirir no contrarrestará
los malos resultados de una disciplina laxa en la niñez. La frecuente
repetición de un descuido forma un hábito. Un acto erróneo prepara
el camino para otro. Los malos hábitos se forman más fácilmen-
te que los buenos y se renuncia a ellos con más dificultad.—
The
Review and Herald, 5 de diciembre de 1899
.
Si se los deja a su capricho, los tiernos niños aprenden lo malo
más fácilmente que lo bueno. Los malos hábitos se acogen más