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Conducción del Niño
Debieran inculcarse en la mente de los niños los principios
correctos. Si los padres se unen en esta obra de disciplina, los niños
entenderán lo que se requiere de ellos. Pero si el padre, por palabra o
apariencia, muestra que no aprueba la disciplina que da la madre, si
cree que ella es demasiado estricta y piensa que él debe compensar la
rigurosidad con mimos y condescendencias, se arruinarán los hijos.
Los padres complacientes recurrirán a engaños, y los hijos pronto
sabrán que pueden hacer lo que les plazca. Los padres que cometen
este pecado contra sus hijos son responsables por la pérdida de sus
almas.—
Manuscrito 58, 1899
.
La influencia combinada del afecto y la autoridad
—Irradie
de vuestro carácter la luz de la gracia celestial para que haya luz de
sol en el hogar Haya paz, palabras agradables y semblantes alegres.
Esto no es un afecto ciego, no es esa ternura que fomenta el pecado
debido a una necia indulgencia y que es la mismísima crueldad, no
es ese falso amor que permite que los hijos gobiernen y conviertan a
sus padres en esclavos de sus caprichos. No debiera haber parcia-
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lidad paternal, ni opresión; la influencia combinada del afecto y la
autoridad darán el molde adecuado a la familia.—
The Review and
Herald, 15 de septiembre de 1891
.
Represéntese el carácter de Dios en la disciplina
—Sed firmes,
sed decididos en poner en práctica la instrucción de la Biblia, pero
liberaos de toda pasión. Recordad que cuando sois ásperos e irrazo-
nables ante vuestros pequeños, les enseñáis a ser lo mismo. Dios os
requiere que eduquéis a vuestros hijos, usando en vuestra disciplina
toda la táctica de un sabio maestro que está regido por Dios. Si el
poder de Dios que convierte se ejerce en vuestro hogar, vosotros
mismos aprenderéis constantemente. Representaréis el carácter de
Cristo y agradarán a Dios vuestros esfuerzos en este sentido. Nunca
descuidéis la obra que debiera hacerse para los miembros menores
de la familia del Señor. Padres, vosotros sois la luz de vuestro hogar.
Brille pues vuestra luz en forma de palabras amables, en sedantes
tonos de voz. Quitad de ellas el aguijón mediante la oración a Dios
en procura de dominio propio. Y los ángeles estarán en vuestro
hogar, pues ellos observarán vuestra luz. La disciplina que deis a
vuestros hijos proseguirá en forma de corrientes fuertes y claras,
que llegan hasta el mundo saliendo de vuestro hogar correctamente
conducido.—
Manuscrito 142, 1898
.