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Conducción del Niño
Con frecuencia son más culpables que sus hijos.
Algunos niños pronto olvidan algo malo que les hayan hecho sus
padres, pero otros que tienen diferente mentalidad no pueden olvidar
un castigo severo e injusto que no merecían. Así se les daña el alma
y confunde la mente. La madre pierde sus oportunidades de inculcar
los debidos principios en la mente del hijo, porque ella no mantuvo
el dominio propio ni manifestó un proceder bien equilibrado en su
proceder y palabras.—
Manuscrito 38, 1893
.
Sed tan tranquilos y estad tan exentos de ira, que queden con-
vencidos que los amáis aunque los castiguéis.—
Manuscrito 2, 1903
.
A veces la persuasión es mejor que el castigo
—He sentido un
inters tan profundo en esta clase de obra, que he adoptado algunos
niños a fin de que pudieran ser educados correctamente. En vez de
castigarlos cuando cometían faltas, los persuadía a hacer lo correcto.
Una niñita había tomado el hábito de arrojarse al piso si no se le
permitía hacer lo que quería. Le dije: “Si no te enojas una vez hoy,
tu tío White y yo te llevaremos en el vehículo, y pasaremos un día
feliz en el campo. Pero si te tiras al piso una sola vez perderás tu
derecho a esa diversión”. En esa forma yo trabajaba para esos niños,
y ahora me siento agradecida de haber hecho esa obra.—
Manuscrito
95, 1909
.
Tratad el mal pronta, sabia y firmemente
—La desobediencia
debe ser castigada. Los males deben ser corregidos. La iniquidad
que está ligada en el corazón del muchacho, debe ser afrontada
y vencida por padres y maestros. Debe tratarse el mal pronta y
sabiamente, con firmeza y decisión. El odio a las restricciones, el
amor a la complacencia propia, la indiferencia a las cosas eternas
deben tratarse con cuidado. A menos que se desarraigue el mal, el
alma se perderá. Y más que eso: el que se entrega para seguir la
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senda de Satanás procura constantemente seducir a otros. Desde su
más temprana edad, debiramos tratar de vencer en nuestros hijos el
espíritu del mundo.—
Carta 166, 1901
.
A veces es necesaria la vara
—La madre puede preguntarse:
“¿No habr de castigar nunca a mi hijo?” Puede ser que los azotes
sean necesarios cuando los demás recursos fracasen; sin embargo
ella no debe usar la vara si es posible evitarlo. Pero si las correcciones
más benignas resultan insuficientes, el castigo para hacer volver al
niño en sí debe ser administrado con amor. Frecuentemente una