Página 213 - Conducci

Basic HTML Version

Con amor y firmeza
209
cia de la vida. Se debería observar sagradamente la regla del Señor
en el trato con los más torpes, los más jóvenes, los más desatinados,
y hasta para con los extraviados y rebeldes.—
La Educación, 284
.
Ayudad a los niños para que venzan
—Dios tiene una tierna
consideración por los niños. Quiere que obtengan victorias cada día.
Esforcémonos para ayudar a los niños a fin de que sean vencedores.
No sean ofendidos por los mismos miembros de su propia familia.
No permitáis que vuestras acciones y palabras sean de una naturaleza
tal que vuestros hijos sean provocados a ira. Sin embargo, deben ser
fielmente disciplinados, corregidos, cuando yerran.—
Manuscrito 47,
1908
.
Alabad siempre que sea posible
—Alabad a los niños cuando
se portan bien, pues una alabanza juiciosa les es tan útil a ellos como
[244]
lo es para los que son maduros en años y entendimiento. Nunca seáis
intratables en el santuario del hogar. Sed bondadosos y tiernos de
corazón, mostrando la amabilidad cristiana, agradeciendo y alabando
a vuestros hijos por la ayuda que os dan.—
Manuscrito 14, 1905
.
Sed agradables. Nunca vociferéis ni habléis con ira. Al discipli-
nar y refrenar a vuestros hijos, sed firmes pero también bondadosos.
Animadlos para que cumplan con su deber como miembros de la
sociedad familiar. Expresad vuestro aprecio por los esfuerzos que
despliegan para refrenar su inclinación a hacer lo malo.—
Manuscrito
22, 1904
.
Sed justamente lo que queréis que sean vuestros hijos cuando
tengan a cargo su propia familia. Hablad como quisierais que ellos
hablaran.—
Manuscrito 42, 1903
.
Vigilad el tono de la voz
—Hablad siempre con una voz tran-
quila y ferviente en la cual no haya ningún rastro de ira. La ira no es
necesaria para conseguir una pronta obediencia.—
Carta 69, 1896
.
Padres y madres, sois responsables por vuestros hijos. Sed cui-
dadosos de las influencias bajo las cuales los colocáis. No perdáis
vuestra influencia para bien regañándolos o retándolos. Habéis de
guiarlos, y no agitar las pasiones de su mente. No importa cuál sea
la provocación que sufrís, estad seguros de que el tono de vuestra
voz no denota irritación. No permitáis que vean en vosotros una
manifestación del espíritu de Satanás. Esto no os ayudará a preparar
y educar a vuestros hijos para la vida inmortal futura.—
Manuscrito
47, 1908
.