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Conducción del Niño
oración, veríamos familias más felices y una mejor condición en la
sociedad.—
The Signs of the Times, 24 de noviembre de 1881
.
El descuido de Elí se presenta claramente delante de cada padre
y madre de la tierra. Como resultado de su afecto no santificado o
de su mala disposición para realizar un deber desagradable, recogió
una cosecha de iniquidad en sus hijos perversos. Tanto el padre
que permitió la impiedad como los hijos que la practicaron, fueron
culpables delante de Dios, y el Altísimo no aceptaba ni sacrificios
ni ofrendas por sus transgresiones.—
The Review and Herald, 4 de
mayo de 1886
.
La sociedad recibe la maldición de los caracteres defectuo-
sos
—¿Cuándo serán sabios los padres? ¿Cuándo verán y compren-
derán lo que significa descuidar la obediencia y el respeto a las
instrucciones de la Palabra de Dios? Los resultados de esa educa-
ción laxa se ven en los hijos cuando salen al mundo y ocupan su
lugar como cabezas de familia. Pepetúan los errores de sus padres.
Alcanzan toda su magnitud sus rasgos de carácter defectuosos y
transmiten a otros las inclinaciones equivocadas, los hábitos y ca-
racterísticas que permitieron que desarrollaran en su propio carácter.
Así se convirtieron en una maldición en vez de ser una bendición
para la sociedad.—
Testimonies for the Church 5:324, 325
.
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La impiedad que existe en el mundo hoy día tiene como su raíz
el descuido de los padres para disciplinarse a sí mismos y a sus hijos
Miles y más miles de las víctimas de Satanás son lo que son, debido
a la poco juiciosa forma en que fueron tratadas durante su niñez. El
severo reproche de Dios cae sobre esa mala conducta.—
Manuscrito
49, 1901
.
Cuando se aflojan las riendas de la disciplina
—Los niños que
no son bien conducidos, que no son educados en la obediencia y
en el respeto, se unen con el mundo, dominan a sus padres, los
manejan a su antojo y los conducen a su capricho. Con demasiada
frecuencia, precisamente cuando los niños debieran mostrar respeto
y obediencia incuestionables al consejo de sus padres, éstos aflojan
las riendas de la disciplina. Los padres que hasta entonces han sido
un ejemplo brillante de piedad consecuente son ahora guiados por
sus hijos. Ha terminado su firmeza. Los padres que han llevado la
cruz de Cristo y han mantenido las marcas del Señor Jesús sobre
ellos en unidad de propósitos, son guiados por sus hijos en senderos